lunes, 7 de abril de 2008
Primeras horas
Meditaba en el silencio de la mañana cuando la descubrió en la habitación. Yacía sobre la alfombra y se divertía arrojando sobre él gestos burlones con el arco de sus labios. Se había convertido, no sabía a qué hora, en el blanco donde se clavan todas las flechas del desprecio. Pensó en seguir el juego, esquivar algunas, y ver que pasaba.
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