viernes, 30 de noviembre de 2007

Me voy como quien se va

Pues sí, la novela es imposible. O mejor dicho las novelas. Hay novelas históricas bien logradas. Pero LLanto es algo distinto: pretende abarcar en la mirada particular algo que no es (porque nunca fue o porque simplemente ya no es... por olvidado), o que ignoramos, y contar su historia. Toda lectura es posible -dice Reina luna con sabiduría. Pero toda lectura es una lectura. Lo que aquí está en juego es el movimiento interno de la novela. La imposibilidad de hacer(nos) parte de algo que o no está o ignoramos. Aquí hay una visión del mundo casi olvidada, una concepción acerca de la novela, de la escritura, de la escritura de novelas, de la lectura y de la lectura de novelas. De la Historia y las historia. Además, hay una crítica a los temas tradicionales, al modo y la forma de contar o narrar una historia, a su tratamiento. Una novela que supone su centro (un personaje, quizá) es una novela imposible. La lectura es ambivalente, cito:

Al lector le ocurre, en relación al lenguaje, un fenómeno en sentido inverso: por las palabras del escritor se ve forzado a dejarlo todo, a irse donde la novela es posible. Si consigue hacer vibrar su corazón en la misma nota que vibra el del personaje (o sus hígados, o sus lo que ustedes escojan para nombrar lo que ustedes ya saben que quiero nombrar), entonces el lector cae al territorio en donde la novela es imposible -no está sólo-, sin dejar la conciencia del otro lugar, el que sí tiene que ver con la novela. El helado sitio donde siempre se está sólo, sin sentido, enclavado en la punta de su estúpida aislada existencia.

La lectura de novelas es el único argumento posible en favor de la subjetividad. Quien lee novelas es alguien que se hace acompañar de alguien que "no es aunque sea", y sólo es -lector- cuando consigue irse: "se va como quien se va".

jueves, 29 de noviembre de 2007

Marguerite Duras

"Quería decirle lo que creo, que había que conservar siempre antes uno -he aquí la palabra, me acuerdo- un lugar, una especie de lugar personal, eso es, para estar solo y para amar. Para amar no se sabe qué, ni a quién, ni cómo, ni cuánto tiempo. Para amar -he aquí que de pronto me acuerdo de todas las palabras...-, para conservar en sí el lugar de una espera, nunca se sabe, de la espera de un amor, de un amor quizá sin destinatario todavía, pero de esto y sólo de esto, del amor. Quiero decirle que usted era esta espera."

Belem, ¿ya leiste El Square?

¿Lectura imposible?

Efectivamente, la novela es imposible. Entiendo lo que hay que entender. Puedo seguir, guiado por algunas notas, las incontables referencias a la historia oficial. Avanzo, pero no me atrapa. Leo por encima, nado por la superficie. Me detengo, doy la vuelta a la derecha, continuo. El problema no es la fragmentación en la estructura, ni el lenguaje. No me atarpa, repito. Hay algo en la lectura o en la forma de leer. Leer una novela imposible es posible a condición de captar su movimiento. Desde luego que puede leerse, pero me refiero sobre todo a otra cosa. Y por si fuera poco, a mi ejemplar le hacen faltan dos páginas.
Conseguí también El libro vacío. Y la tentación es demasiada.

miércoles, 28 de noviembre de 2007

Luz de luna

domingo, 25 de noviembre de 2007

Reina luna

Vivo en medio de dos ríos que a corta distancia se multiplican y dividen hasta el infinito. Lo único que conservo es una vieja maleta en cuyo fondo guardo algunas cartas, libros y fotografias. Ignoro el nombre y el número de mis días. El tiempo, eso dejó de importar aún antes de saberme aquí. Tallo pacientemente la valsa que ha de llevarme a donde las aguas confluyen. La decisión ya está tomada.
Anoche, bajo la luz de la reina luna que perlaba las aguas, vi caer el paisaje en el mar. De tanto mirar, la mirada se afila. Y todo pende como de un hilo.
La reina luna habla con sabiduría. Ella sabe lo que el hombre guarda, a veces sin saberlo. Sé que debo ir a donde el agua. Pero a penas pongo un pie en el río la corriente se detiene, las aguas se inmovilizan. Los ríos son caminos que andan solos.

sábado, 24 de noviembre de 2007

Xico Vol. II

Lo de Xico fue un recuerdo del porvenir. Uno ignora, en esos casos, muchas cosas. De cualquier manera, eso era lo que me hacia falta: a mi vida, como a los habitantes de Ixtepec, le es necesaria la ilusión. Y qué decir de los tamales, el licor de mandarina y el café.
Había fiesta en el pueblo. Cerca del santuario de Cristo Rey, en las calles, vendían comida y bebidas. Fuera de las casas la gente se juntaba para jugar loteria, con granos de maíz, y uno podía ganar una pelota jugando con un peso. En el atrio del santuario, un grupo de rock tocaba música de Nirvana. Una camioneta, como esas que usaba mi nonno para trasladar varias toneladas de café, recorría el centro del pueblo llevándo a un grupo de luchadores, 10 o poco más, que gritaban a los paseantes: "indios morenos, vayan a las luchas". Y buscando el lugar de las luchas encontré una cantina muy pintoresca. Pedí un vasito de licor verde (no, no es el de los poetas) y salí a la noche. La plaza principal estaba llena de gente. En las bancas se podía ver a jóvenes parejas en sendos devaneos. Más allá, despúes de la zona de juegos, los hombres. Jóvenes, muchachos, no tan jóvenes, todos bebiendo y riendo a carcajadas. Grupos de señoras mayores, enlazadas por los brazos, cruzaban el parque en busca de sus "sobrinas". Las sobrinas, quizá fuereñas, llevaban sombreritos con listones y zapatillas de tacón elevado. Me senté en una banca un poco alejada para no interrumpir a las comparsas. Y ahí se me fue la noche. Tomé un camión que por doce pesos y una hora de mi tiempo me llevó casi hasta la puerta de mi casa. Después dormí, 10 horas.

Sortes

Ayer fue un día muy largo. Después del trabajo, al rededor de las 7 pm, salí a una fiesta con fedex y con fano y algunos amigos de él. Regresé a casa a las 5 de la mañana. Me levanté a las 8 para llegar a mis clases... Ahora estoy en Xico calléndome de sueño. Suenan las campanas que anuncian la entrada a la última misa del día. Quiero quedarme a dormir aquí, pero al parecer todo lugar para hospedaje es caro. Sebastián llegará en una hora y espero me rescate. De cualquier modo daré una vuelta por el centro y cenaré. El ambiente es fresco, aunque no demasiado. Se está bien con un sueter ligero. No hay neblina. La única neblina es la de la mente. Después de la batalla de los sortes uno queda agotado y herido.

Me tocó dirigir una actividad sobre lectura en la USBI. Después de hacer un breve recorrido por las diferentes salas y colecciones de la biblioteca nos sentamos un momento en el fondo de la sala de literatura. Había pensado realizar varias actividades pero por cuestión de tiempo sólo se pudo hacer una. Sortes. Cada quién formuló una pregunta, concreta y clara, y pasamos con los ojos vendados a través de algúnos pasillo de la sala. Libros, libros y libros; a ambos lados, arriba y abajo. Nos detuvimos en algún lugar del pasillo, movidos quizá por alguna sensación extraña, y buscamos a tientas algún libro que abrimos al azar en alguna página y buscamos en ella la respuesta a nuestra pregunta. En verdad fue algo increible lo que nos encontramos en cada libro. No creo que sea algo que se deba hacer muy seguido, sobre todo hay que tener cuidado con la pregunta que se formula. Transcribo a continuación mi pregunta y la respuesta que me fue dada:

¿Debo seguir esperándote?

-Ya lo sé.
-Si no tienes nada mejor que hacer en este momento, vente conmigo y le verás.
Diez minutos más tarde atravesaban juntos el parque.

Margaret Kennedy. Una noche en Cold Harboror.

jueves, 22 de noviembre de 2007

Palabras mágicas

(Los talleres libres de actuación de la OR.TE.U.V presentan El entierro. Es una pieza breve de Enrique Buenaventura (Colombia 1925-2003) basada en Los funerales de Mamá grande de Gabo. La temporada también es breve: 22, 23, 24 y 25 de noviembre, 8:30 pm, teatro La caja. La entrada es libre.)

Como no entendí nada de la obra, mejor:

Palabras mágicas de ayer (y hoy): 9.1, Francia, Fernan, Rimbaud, Kant, Catherine, Paulina, Paris je t'aime, sushi de frutitas, vino chileno, oxxo, fiesta, Monterroso, bazar, sueño, chocolates, teléfono, lluvia, circo, literatos ambulantes, fotos, café, más fotos, calcetines negros, biblioteca, jugo de mandarina, periódico, Rulfo, gorritos, sábado, malboro blanco, cobertor, empanadas, gripa, teatro, dados, accidente, gramática y "pensaba en ti Susana".

lunes, 19 de noviembre de 2007

La infancia



domingo, 18 de noviembre de 2007

Nothing, nothing, nothing, nothing, nothing, nothing´s gonna change my world

Narración y desnudez

El sábado hicimos en clase un ejercicio de narración oral muy interesante. Había varios masos de cartas de tarot sobre la mesa y teníamos que elegir alguno de ellos. Después, seleccionar únicamente cinco cartas que nos llamaran la atención o nos dijeran cosas al oido. Con ellas, debíamos estructurar una historia que sería presetada después en forma oral. Así, garabateadas unas cuantas notas, uno a uno fuimos recintando con voces apagagas nuestras historias. Después vino el silencio. ¿Qué habíamos hecho? Nadie nos había pedido que habláramos de nosostros mismos. Hubiera sido más fácil inventar algo que empezará con "había una vez" y terminara en "vivieron felices para siempre". Pero el caso es que todos formamos La historia de nosotros. Para finalizar se nos pidió anotar en una hoja las relaciones que habíamos establecido entre cada carta y cada vivencia personal y explicar, brevemente, cómo se había ido formando la historia (pues no lo hicimos nosotros) en nuestra mente. Algo insólito, que nos dice mucho sobre la literatura. Pues no otra cosa hacen los escritores con sus textos (los personajes se les van de las manos y se viven los unos a los otros) y éstos con los lectores (juegan con nuestras vidas y nuestras emociones). Una compañera dijo que hubiera sido más fácil pedir que todos se desnudaran y subieran a la mesa. Lo cierto es que fue un ejercicio narrativo que motivo, como ocurre con la buena literatura, la reflexión espontánea sobre la propia vida.

viernes, 16 de noviembre de 2007

Fiesta en el laberinto

Sólo después de practicado el ritual nocturno de agachar la cabeza es que pude descansar acurrucado en mi laberinto. Hoy desperté invadido por la luz de un sol maravilloso y terrible. Me levanté y comencé a pintar los muros con colores nuevos. Hice, con tus mails impresos y con lo que pude salvar del hilo que me ofreciste como prueba de tu amor, un papalote que contento volé desde el jardín. Me preparo para dar una fiesta mañana por la noche y así cerrar definitivamente este ciclo de espera y saudade. Este cuerpo y esta mente, que son toda mi fuerza, se van de vacaciones.

jueves, 15 de noviembre de 2007

El laberinto de la soledad

Yo soy el del bramido y quien lo escucha. Voz del que clama en el desierto, laberinto. Soy el minotauro oculto en la sombra y Teseo guiado por tu hilo. Soy también el constuctor de mi casa infinita, los dioses que castigan y los hombres castigados. Sé muy bien lo que debió sentir el Otro minutos antes de su muerte y, al igual que él, apenas y me defenderé de la mía.


EL LABERINTO

Zeus no podría desatar las redes
de piedra que me cercan. He olvidado
los hombres que antes fui; sigo el odiado
camino de monótonas paredes
que es mi destino. Rectas galerías
que se curvan en círculos secretos
al cabo de los años. Parapetos
que ha agrietado la usura de los días.
En el pálido polvo he descifrado
rastros que temo. El aire me ha traído
en las cóncavas tardes un bramido
o el eco de un bramido desolado.
Sé que en la sombra hay Otro, cuya suerte
es fatigar las largas soledades
que tejen y destejen este Hades
y ansiar mi sangre y devorar mi muerte.
Nos buscamos los dos. Ojalá fuera
éste el último día de la espera.


Borges.

miércoles, 14 de noviembre de 2007

Estoy

Demasiado triste para escribir.

lunes, 12 de noviembre de 2007

Sócrates es hombre

Que Spinoza nos haya reducido a la nada no cambia nada: vivir duele y la ceguera es la ceguera. Gracias a Dios que no somos idealistas, porque de la nada nada sale. Vivimos una época en donde hasta la dialéctica ha cambiado: primero viene la negación y luego la negación de la negación y después la negación de la negación de la negación. Y así hasta el infinito, en su acepción más positiva. Dicen que en la demostración no es posible hacer la regresión hasta el infinito, pero de hecho se hace. LLegamos, en la serie de las causas, hasta la causa infinita: primer motor o Dios para los más nobles. Sócrates es hombre. Y por eso se armó contra los dioses. Nietzsche es hombre. Y por eso se armó contra sócrates. La levedad es del ser y la pesadez es de la vida. Sócrates es hombre, etc. Y así nos vamos.

domingo, 11 de noviembre de 2007

En el cielo, mis estrellas tenían un suave frufrú

Mi bohemia
(Fantasía)

Iba por ahí, con las manos metidas en los bolsillos rotos;
hasta tal punto mi gabán se volvía ideal;
caminaba bajo el cielo, ¡oh musa!, y era tu vasallo.
¡Ay que ver! ¡Cuántos amores espléndidos he soñado!

Mi único pantalón tenía un hermoso agujero.
Pulgarcito soñador, desgranaba en mi trayecto
algunas rimas. Mi albergue estaba en la Osa Mayor.
En el cielo, mis estrellas tenían un suave frufrú.

Y yo las escuchaba, sentado al borde de los caminos,
aquellas gratas noches de septiembre en que sentía gotas
de rocío por la frente, como un vino reconfortante;

en que, rimando en medio de fantásticas sombras,
estiraba, como si fuesen liras, las gomas
de mis zapatos heridos, ¡a un palmo de mi corazón!

Rimbaud
(Traducción de Juan Abeleira)

sábado, 10 de noviembre de 2007

Cuando descuelgo el teléfono y oigo tu voz



Discrepancia

Dice el obispo Berkeley
que cuando descuelgo el teléfono
y oigo tu voz
tú estás dentro de mí

yo le digo al señor obispo que no
que yo sólo te amo

Ramón Rodríguez

Totalmente de acuerdo con esta discrepancia.

Linette o en busca del tiempo perdido

De Linette, como me ocurre con casi la totalidad de excompañeros de la primaria, secundaria y preparatoria, y en general de casi todas las personas que habitan mis tiempos pasados, recuerdo poco. Recuerdo sobre todo una blusa morada, la forma en que se recogía el cabello, sus ojos pequeños, su risa extraña y algunos episodios agradables y graciosos. Hubo un tiempo en que volvíamos caminando juntos a casa después de la escuela. La hora de la salida era a las 8:00 pm. Caminábamos casi en línea recta hasta mi casa en donde yo tomaba mi biclicleta y continuabamos después hasta su casa. Yo volvía solo montado en la bicicleta. Recuerdo que fue en uno de esos trayectos de regreso a casa cuando aprendí a andar en la bicicleta sin necesidad de poner las manos en el manubrio. También recuerdo la vez que pasamos por el internado en donde estudiaban dos primas mías y las vimos en la cocina. La amplia pieza que servía de cocina y comedor a la vez tenía una ventana que daba a la calle. Estaba, la ventana, cubierta con una gruesa malla metálica. En otras ocasiones había hablado con ellas a través de la malla, pero ese día, después de ponernos al corriente de nuestras circunstancias, decidí ir a comprarles algunos dulces y chucerías (que desde luego hacía mucho que no comían por estar casi siempre encerradas en ese internado de monjas vegetarianas). Fui con Linette a una tienda cercana y por un agugero que había en la malla metimos todo el paquete salvador. Justo cuando habíamos terminado la operación entró en la cocina una de las monjas y lo único que recuerdo después de eso es que corrimos sin volver la vista.

De todo esto hace como cinco años. Hace dos semanas encontré un mensaje de ella en el buzón de mi correo electrónico. Ahora nos mandamos mensajes en el celular y nos encontramos en el messenger de vez en cuando. Creo que vendrá pronto a Xalapa. Tengo mucho que contarle.

Dar de leer

A principios de octubre hablé con una amiga sobre la posibilidad de elaborar un proyecto para hacer lecturas en algún asilo de ancianos. Ella trabajaba en un asilo como auxiliar en el área de limpieza. Su respuesta fue contundente: "No estamos en Europa". Y me aseguró que el director del asilo era de la misma opinión, ya que ella sabía del caso de un grupo de jóvenes estudiantes de pedagogía que habían propuesto un proyecto similiar a los administradores del lugar y que éstos sencillamente lo habían rechazado sugiriéndoles elaborar uno enfocado en la proyección de películas mexicanas, como las de lucerito, y que entonces podría ser considerado. Dejé por la paz el asunto, hasta el día de hoy.
Caminaba por Xalapeños Ilustres decepcionado por los altos precios de algunos libros que vi en Gandhi, y recordé que cerca de ahí había un asilo de ancianos. No lo pensé mucho. Entré y pedí hablar con alguien de la administración. Hablé con un muchacho, que al parecer es el encargado de las actividades de los abuelitos, sobre la posibilidad de realizar ahí un proyecto de lectura. Me dijo que ya había un grupo de estudiantes de pedagogía trabajando en algo similiar y que por si fuera poco una señora asistía una vez a la semana a leer en voz alta. Me dio a leer el proyecto de los chicos de pedagogía: me pareció un disparate. El proyecto se llama "Taller de Lectura". Se trata más bien de la descripción de 6 sesiones de actividades enfocadas más en realizar juegos con sillas y en la proyección de películas que en la lectura misma. Es uno de esos proyectos escolares que lucen una redacción por demás académica y confusa: los objetivos no son objetivos, y no pueden serlo; las actividades son en realidad juegos; las lecturas: "un cuento" (quién sabe cuál) y un "fragmento de un libro" (quién sabe qué género, etc. etc.); además plantean la proyección de "una película" (¿lucerito?) y "ejercicios de retroalimentación", también con sillas... El encargado no pudo decirme nada sobre el proyecto de la señora que lee en voz alta porque no ha entregado ninguno.
En fin, tengo una cita en 15 días con el director del asilo para hablar sobre un nuevo proyecto. Creo que trabajaré con lectura en voz alta y lectura en atríl, ya que me dicen que son muy pocos los viejitos que saben leer y entre ellos hay varios que ya no pueden hacerlo. Primero quiero asitir a las sesiones del grupo de pedagogía y de la señora para ver qué trabajan y cómo lo hacen. Por ahora me enfocaré en la selección de los textos y sobre todo en la elaboración de un proyecto de lectura enfocado en la lectura. Veremos que pasa.

jueves, 8 de noviembre de 2007

Saudade

Me acuesto en la cama (me duermo) y despierto en las esquinas oscuras de la habitación. Cada nuevo día me levanto luciendo alas distintas y un dolor que nace en los pies. De nada sirve haber soñado en presente subjuntivo: siento frío, ausencia, saudade. Todo me habla de tiempos pasados: yo soy mi propio historiador.

martes, 6 de noviembre de 2007

Fotos de J René


Todos los hombres son mortales

Lo que tienes conmigo es como una canción electrónica que evoca a, y desemboca en, los clásicos de todas las literaturas. Con otras personas puedes tener otras cosas; muchas más y quizá aun mejores. Pero lo que tienes conmigo jamás lo tendrás con nadie más. Lo que tenemos, tú y yo, y nosotros, es algo clásico y universal. Algo alejado de modas y novedades. Todos los hombres son mortales. Pero sentimos y experimentamos que somos eternos.

sábado, 3 de noviembre de 2007

Nantes

Xico

Yo no sé cómo, pero tengo que irme a vivir a Xico. Quizá podría ganarme la vida enseñando algo, pero tampoco se me ocurre que pueda ser. Uno no puede conocer e irse sin volver y tampoco puede volver sin quedarse. Me gustaría encontrar una habitación cerca de la frutería "El renacimiento II" y del parque de la pequeña estatua de Hidalgo. Un lugar cálido con vista a la callecita por donde el viejito pasaba con su caballo, y yo imaginaba que jugaba carreritas con el niño de la cuatrimoto. Nuevamente el recuerdo de una habitación soñada: blanca y casi vacía. Y ahora, además, desordenada como la vida misma. ¿Cuánto costaría vivir en Xico? ¿Quién iría a buscarme? Quizá nada, quizá ninguno. En un año o dos, quizás quizás.