jueves, 31 de julio de 2008

Some unholy war

Fin.

lunes, 21 de julio de 2008

Primer día


viernes, 18 de julio de 2008

lunes, 14 de julio de 2008

Erre con erre cigarro

Estoy sentado en una banca de la Justo Sierra fumándome un cigarro. Frente a mí hay un busto de labios apretados y aspecto de jinete, parece un Lenin cualquiera. A un lado, sobre el muro, unos carteles exhiben sus libros y sus frases (hechas) célebres. Sé lo que son sin leerlas. Me dan flojera las paredes pintadas. Trato de imaginarme el lugar repleto de niños. Van en tropel por los pasillos cargados con mochilotas que arrastran por el suelo. Hay uno que camina con dificultad entre la infantería y los baños. Viene directo hacia mí y se sienta a mi lado. Se pone la mochila sobre las piernas y saca un toper cuadro que miro con curiosidad. Me invita la mitad de un sándwich y me cuenta cosas sin importancia. Una mujer morena se detiene frente a nosotros, se nos queda mirando, vacila un poco y llama con señas. Como nadie responde, habla. Rafael, ven acá, no puedes estar ahí. Los dos nos levantamos al mismo tiempo. Me vuelvo a sentar y me alejo. Sí, un Lenin cualquiera.

Habitación triple

No sabes cómo odio esta ausencia de ti, el hecho de que no podamos comunicarnos desde hace tanto y estos zapatos nuevos que me matan. Ahora estoy en Naranjos, pequeña comunidad al norte del estado, hospedado en una habitación triple con aire acondicionado y machacados de frutas naturales en la esquina. Hay algo raro en el ambiente y no es el ruido. Lo sé porque un perro nos atacó ayer por la tarde. Tuvimos que rodear la cuadra y correr un largo tramo. Por otro lado, he conseguido, gracias a mi esencia de mexicano, un ascenso y su respectivo aumento de salario. Y por si fuera poco, también el suelo bajo mis pies va en aumento... Ya tengo que irme (oigo ladridos y es de noche), de cualquier forma ya sabes el resto.

¿Qué interesas?

La verdad, la verdad, no consigo hacerme de unos buenos calcetines. Los he tenido de todas las clases, formas y tamaños imaginables; de diseños fantásticos con colores encendidos; pero ninguno ha resultado decente. Como Dumbledore, yo también opino que son un magnífico regalo para toda ocasión. Y es que nunca son suficientes. Aún cuando uno dedica horas enteras a disponerlos por pares dentro de cajones hechos a medida, los accidentes están a la orden del día. Es común que sufran deformaciones cuando nadan en el interior de las máquinas lavadoras; los hay que nunca llegan a esos lugares: suelen perderse irremediablemente en el ir y venir de los pasos; algunos más se rompen o se rasgan vistiendo nuestros pies. Además están las mamás y sus románticos mandamientos: cambiarás tus calcetines al menos una vez al día, no adorarás prendas inservibles. Recuerdo con nostalgia un par de calcetas azules de lana que terminaron como vestuario en una obra de teatro guiñol. Esa idea desquiciada, que en la práctica significa millones de pesos ahorrados al año por las compañías de teatro, fue sugerida por el uso que les damos cuando niños: nada más natural que vestir por igual las manos y los pies.

Dista/ansias

Es como si ya no tuviera, como si ya no hubiera qué tener. Al principio pensé que se trataba de los mecanismos que se operan en el cuerpo para su disposición en nuevos escenarios. Más tarde, con el trabajo sobre los mensajes, resultó que… no es el cuerpo sino su operación sobre los otros; dejar de hacer, ay que flojera, por razones desconocidas. Dejé de darle importancia a las cosas. Precavidas, la habían ido guardando en enormes vasos de cristal para alimentarse durante el invierno. Como papelitos amarillos adheridos al cofre de un carro, se fueron volando con el vendaval de mi carrera. Incluso la ausencia dejó de venir. No había nada que hacer. Todo caduca, incluso las simpatías. La higiene también es vanidad. Y eso me recuerda a un texto de SJ que omito porque no viene al caso. Hablaba de la suspensión de todo acto de poseer. Es como si de pronto, había una vez un niño que, nos hubiéramos vuelto todos judíos.

martes, 8 de julio de 2008

Magic position

martes, 1 de julio de 2008

Poner la vista

No me lo vas a creer pero hoy descubrí la mejor vista de la ciudad y gracias a ella entendí la visión. Con esto no quiero decir que ahora conozco el complejo mecanismo de la acción de los ojos y lo referente a las superficies y la luz. Lo único que digo es que entendí que lo verdaderamente importante no es la física de la visión sino su lógica. Los ciegos también miran.

El punto de vista no es la opinión y no ha sido suficientemente estudiado. La mercadotecnia del punto de vista se limita a repetir que algunas personas tiene uno propio y otros más los adoptan o los adquieren.

Con "la mejor vista de la ciudad" no me refiero a un encuadre de casas perfectamente alineadas, con fachadas artesanales o contemporáneas, acompañadas de jardines con lago y patos de fondo. Con la mejor vista de la ciudad no me refiero al contenido de una fotografía.

Pensándolo bien no se trata de la mejor vista de la ciudad. Tal cosa no puede ser, no la hay.

La mejor forma de ver no da como resultado la mejor vista de algo.