martes, 30 de octubre de 2007

Tamales y algo más

Cuando los griegos hablan de la belleza, o la verdad, lo que hacen en realidad es hablar de los griegos. Cuando Borges escribe sobre el minotauro, en realidad escribe sobre Borges. Cuando alguien afirma que, en efecto, dos más dos es igual a cuatro, en realidad lo que hace es confesar que algunas noches no puede dormir porque le teme a la muerte. Cuando yo hablo de Naolinco en realidad hablo del pan y los tamales que me comí hoy.
Eugenio me invitó a acompañarlo a la inauguración de una exposición pictórica en Naolinco. Se le agradece mucho. Se exponen, en un restaurante del centro, cuadros de la mamá de Alfredo García y un altar de día de muertos típico del lugar. Naolinco es, como Xico o Las Vigas, un pueblo entre montañas rodeado de una vegetación exuberante. A pesar de la cercanía (alrededor de 30 minutos viajando en automóvil desde la ciudad de Xalapa), lo conozco poco. Recuerdo con agrado una visita que hice hace varios meses con Gaelle. Hoy he vuelto. Comí como vaca (como dice Cuar) : pan de huevo y mantequilla, tamales de pipian y de salsa roja, licor de morita y café dulce (y delicioso). Cenamos en el lugar de la exposición y en el restaurante de una señora muy linda y amable que me recordó un poco a mi nonna. Es una de esas señoras que han trabajo muy duro toda su vida y que, siendo ya mayores y habiendo logrado construir un negocio próspero y estable, aún continúan con ese ritmo de tren bala. Cenamos de pie en la barra de la cocina para poder platicar con ella y su hija (ambas amigas de Eugenio). La señora cocinará hasta las dos de la madrugada, pues como ella misma dice: si quieres ir a china primero te chingas. Se está preparando para la gran fiesta del jueves. Nos han dicho que ahora es casi imposible conseguir habitación para ese día. Me alegra saber que hay posibilidades de asistir, con belem y "juan", y de pasar la noche allí, aunque sea en una habitación con una sola cama. Sin duda será una experiancia nueva, y como todas, maravillosa.

viernes, 26 de octubre de 2007

Acciones multicolores

Tejer coincidencias, además de bufandas, es algo que le gusta hacer a Belem. Hoy podría haber hecho con ellas una hermosa bufanda para usar en Nantes durante el invierno. Abrir un libro en una página cualquiera, al azar, y buscar en ella palabras que nos abran los ojos. Algo hay ahí de una antigua tradición judía (espero que belem comente un poco sobre eso). En cualquier caso, hay que ver y escuchar con atención:

Así como en el reino de los astros son a veces dos los soles que determinan la órbita de un único planeta, así como en determinados casos soles de color diverso iluminan un único planeta, unas veces con luz roja, otras con luz verde, y luego lo iluminan de nuevo los dos a la vez y lo inundan de una luz multicolor: así nosotros los hombres modernos, gracias a la complicada mecánica de nuestro "cielo estrellado", estamos determinados -por morales diferentes; nuestras acciones brillan alternativamente con colores distintos, raras veces son unívocas, -y hay bastantes casos en que realizamos acciones multicolores.

Nietzsche, Más allá del bien y del mal.

miércoles, 24 de octubre de 2007

Sin título

No sé muy bien de lo que estoy escribiendo. Uno no debería escribir sobre lo que no entiende. Haría falta un uso extraordinario del lenguaje (como el de Rulfo) para comunicar con palabras esto que siento. Desearía poder comunicarlo todo sin necesidad de lenguaje. Desearía que alguien entrara en mi cabeza y prendiera la luz.
A veces, encuentro en los textos mensajes escritos sólo para mí. Me gusta pensar que las respuestas a mis dudas me están esperando en el fondo de algunos de los libros que voy a leer a lo largo de mi vida. Creo que fue en un cuento de Benedetti donde descubrí que ando por la vida con un enorme agujero en la forma de otra persona. Y fue una noche, cenando tacos, cuando aprendí a dividirme en dos para no estar solo (SB).
Tú (tú sabes quién eres) no estás ni cerca ni lejos, siemplemente no estás. Y entonces me invadé la necesidad del texto, la ansiedad de palabras como caricias. Y entonces me voy como quien se va (AP); lejos, como un bohemio (AR); meciendo el texto entre mis brazos: fragmentos de todo lo leido.
Sí, estoy solo, y qué con eso. ¿Cuál es el problema si los llevo a todos dentro? Hay que escribir críticas como si se tratara de cuentos y poemas. Silencio, telón, composición. Uno no debería escribir sobre lo que no entiende.

martes, 23 de octubre de 2007

El clima y otras ficciones

Hace un frío terrible en esta ciudad entre montañas. Ayer, por la noche, hubo norte. Un norte como hacía mucho no se sentía, dicen en la radio. Vientos de más de 100 kilómetros por hora recorrieron la ciudad. Todo está sembrado de polvo, hojas y ramas. Paisaje después de la batalla. Algunas casas han perdido sus techos. Faltan el agua y la electricidad en mucha colonias. Por toda la ciudad se desplomaron árboles dañando automóviles, casas y avenidas. Hoy y mañana, las escuelas permanecen cerradas. Ninguna víctima fatal, al parecer. Dicen que esto continuará.
Hoy, un compañero de trabajo llegó con varias horas de retraso. Vive con su familia en una comunidad cercana. Las láminas del techo de su casa se perdieron en el bosque. En la mañana tubo que salir a buscarlas; se retiro temprano del taller para llegar a casa y hacer las reparaciones antes de la noche. No tienen luz eléctrica: un árbol arrancó los cables.
Yo no me quejo. Vivo solo, duermo abrigado y bien protegido. Lo único que ahora me preocupa es la entrevista de trabajo que tengo mañana por la tarde. Debo presentarme a una entrevista y entregar mi currículum. Veremos que pasa, espero amanezca soleado.

lunes, 22 de octubre de 2007

Rousseau a 27 pesos

Acabo de hacerme de una hermosa edición argentina del Discurso sobre las ciencias y las artes de Rousseau. Es el número 80 de la Biblioteca de Iniciación Filosófica de Aguilar, editada en Buenos Aires en 1966. La colección, de la que tengo algunos otros números, me gusta mucho, es la pequeña antes de la blanca. Me costó 27 pesos, y aunque tiene una que otra página salvajemente subrayada, no dudo en calificarla como una joya. No se trata de una edición de lujo, es más bien la edición rústica. El formato (márgenes generosos, renglones amplios, etc...), la calidad de la impresión y el encuadernado son de lo mejor. Contiene, además del Discurso, las Observaciones que hizo José Gauitier y la Respuesta en carta a M. Grimm del mismo Rousseau. La traducción fue hecha por Luis Hernandez Alfonso. Se trata, en efecto, de un autoregalo tardio.

domingo, 21 de octubre de 2007

Viejos y nuevos parisinos


Jaen Cocteau, hablando sobre Les Quatre Cents Coups de Truffaut, dijo que jamás una película lo había conmovido tanto. Alguien, no recuerdo el nombre ahora, dijo que era tan bella como la verdad. Lo que no se puede negar es que lanzó a la fama al director y al joven actor Jean-Pierre Léaud. Léaud tenía entonces 14 años. Representaba el papel de un parisino dos años menor. Alguien le preguntó, poco después del estreno de la película, si no era demasiado grande para hacer el papel de un niño de 12 años, y él respondió que no, que no era demasiado alto. Pero su carrera lo sería con el tiempo. Ha trabajado con directores legendarios como: Francois Truffaut, Jean Cocteau, Jean-Luc Godard, Pier Paolo Pasolini, Bernardo Bertolucci y Agnes Varda. Es, al igual que Truffaut, Godard y Cocteau, un icono del cine francés.


Hoy es domingo 21 de octubre. Truffaut murió el 21 de octubre de 1984. Al igual que Antoine Doinel, hoy le he jugado una a los deberes y a la escuela para escaparme al cine (aunque en mi caso es cine en casa). Me escapé por unas horas del "orden establecido" para recordar a Truffaut, y nada mejor para hacerlo que ver Les Quatre Cents Coups (le valió a Truffaut, en 1959, el Premio al mejor director del Festival de Cannes). Toda la película es genial y maravillosa. Hay una escena que me encanta: Antoine le enciende una vela a un retrato de Balzac para que éste lo ayude a obtener una buena calificación en su composición de francés, plagiada al mismo Balzac, y provoca que se incendie el gabinete en donde estaba oculta la fotografía. Toda la película es genial y maravillosa. Hay que verla.




sábado, 20 de octubre de 2007

Ausencia

Hay aquí una ruptura, un impasse, un silencio prolongado. Y es lamentable. Ya no podré escribir de estos días lo que me gusta escribir sobre los días. Podría hacer la descripción de los hechos y hablar, de pasadita, sobre algún tema. Pero no tengo ganas de eso. Además, la tarea de revivir lo vivido siempre se me ha presentado como algo terriblemente difícil. Necesito, para escribir, de alguna ayuda exterior, además de los pretextos: palabras, frases, accidentes de todo tipo, una manzana. Hubo tanto que sólo quiero decir gracias.
Gracias a mi familia por estar "tan cerca, tan lejos" (a mi mamá por todo lo que siempre hace y está dispuesta a hacer); a los amigos por ser amigos; a belem por la cena, el vino, los recuerdos, las risas, el libro; a "Juan" por el hospedaje, las fotos, la charla, el paseo y el café (espero verte pronto por Xalapa); a Fernan por las llamadas y los buenos deseos, y por hacerse presente; a los xalapeños por la cena de ayer; y a los demás por ser otros.
Prefiero dejar las cosas así, como están, y guardar las palabras para otra ocasión.
Con voz de robot malo: nos volveremos a ver.

martes, 16 de octubre de 2007

Jaque mate

Me agrada que algunas personas se tomen el tiempo de leer y comentar lo que hay en este blog, me sorprende y me agrada. (Belem, en tu caso lo anterior no aplica: es lo menos que puedes hacer y todos sabemos que es para ti un honor). Quiero hacer un comentario sobre los comentarios. Por medio de ustedes y sus comentarios este blog se vuelve al menos dos. El que yo escribo y el que ustedes escriben. Además de ser parte medular de la dinámica de cualquier modalidad de espacios para la comunicación de ideas, en este caso particular me gusta pensar que por medio de ellos se forma una especie de aparato crítico compartido. En los siglos XVII y XVIII, y más adelante, las ideas más revolucionarias y arriesgadas se introducían no directamente en los texto o tratados, sino en las notas o en los apéndices. Esto generaba una especie de "discurso secreto" que por lo general era dinamita pura. Esta práctica era necesaria: se trataba de la difusión de ideas consideradas "problemáticas" por las" autoridades" y lo que estaba en juego era la integridad física de quien escribía. Aquí no corremos ningún riesgo, salvo quizá el de la completa incomprensión. Tengo la idea de hacer textos" incompletos" que serán completados, en la relectura, por textos anteriores o futuros, por comentarios míos o de ustedes. Como verán, les estoy proponiendo un juego. Y elijo las negras.

lunes, 15 de octubre de 2007

La vie en rose

Es parte de nuestra condición humana ser sujetos de la ausencia, adictos a la memoria y a la espera. Esperamos todo el tiempo: el café en la cafetería, el camión en la avenida, el final de la novela después de 150 páginas bien leidas. Hoy ha sido un día muy agradable y esperado. 40 minutos en la máquina para correr, 8 horas de trabajo, 6:21 minutos al teléfono. Me llamaron de Francia para saludar y saber cómo estaba. Es agradable que se acuerden de uno. Digamos que la llamada me ha hecho el día. Y ahora vengo al ciber y me encuentro algunos mensajes en el buzón. ¿Puede alguien pedir más? Sí, desde luego que puede. Me gustaría ir a cenar algo rico. Saludos hasta la bella francia.

domingo, 14 de octubre de 2007

Miércoles para despertar jueves

He leido muchas veces sobre eso. Lo he trabajado en un texto, sin resultados. Las películas, últimamente, no hablan de otra cosa. El único problema es que al parecer nadie sabe qué es. Yo una vez lo tuve; una sola y así de cerca; lo tomé entre mis manos y me acosté a soñar despierto (era jueves). Y se apagó. Dejó, eso sí, un calorcito casi imperceptible que con el paso de los días se transformó en un aroma como a palabras fuertes que me provoca una sensaión en el abdomen. Después recordé la nota que dejó para mí. Una palabra escrita en un pedazo de papel. Lo llevo conmigo a todas partes, es mi compañero. La mirada no la extraño. Es el gesto en la mirada, la fuerza de los ojos que no está en los ojos. Quizá ya sea tiempo de escribir otro nombre (el miércoles era muy feliz). Después de todo, el verano ya terminó.

sábado, 13 de octubre de 2007

Teléfono celular

Ahora quiero hablar de mí, es decir, de lo que soy hoy. Lo primero que noto es que me encuentro un poco solo en esta ciudad repleta de sordos. Los caminos me hablan de gente desconocida: escucho sus voces pero no entiendo nada. ¿Qué significa todo esto? ¿Qué significa estar solo cuando se elige estar solo? A sebastián, por ejemplo, lo conocí una noche, hace no mucho, mientras caminaba. Nos vimos pasar y nos cruzamos. Absoluto silencio. Compré un café y volví sobre mis pasos. Me senté en el parque. Después de un rato noté que se encontraba sentado a poco distancia. No recuerdo cómo fue pero a los pocos minutos charlábamos sobre no sé qué asunto. Pasaron una o dos horas y nos despedimos. Absolutamente nada. Hoy lo he vuelto a ver en el mismo parque --yo llevo puesta la misma playera de aquella primera vez. Pero ni yo, ni él, ni el parque, ni siquiera mi playera, somos los mismos. ¿Qué es lo que uno busca cuando camina por la noche? Yo quería agua. Pero lo encóntré a él con un amigo que me prestó unos patines. Di, no sin dificultad, dos o tres vueltas y eso fue todo. Nos despedimos y partimos. ¿Qué puede significar esto? Lo segundo que noto es que, de alguna manera, vivo en francia. Estando aquí no estoy, dice una canción de Santa Sabina. De alguna manera, extraña y quizá patética, sé de ese cielo que extraña al sol. Soy, de la mañana a la noche, un exiliado en mi propia casa, es decir, la habitación que, oh sopresa, habito. Lo tercero que noto es que me extraño a mí mismo. Extraño lo que fui hace no mucho tiempo. Dicen algunos que uno es idéntico a sí mismo. No lo creo. Si así fuera no nos traicionariamos a nosotros mismos todos los días. Uno, escuché en una película japonesa, no puede entender a otra persona, si así lo hicieramos no nos sentiriamos tan solos (Cfr. películas de Sofía Coppola). (¿Es en estas noches sin fondo donde duermes y te exilias, oh millón de pájaros de oro, oh futuro vigor?) ¿Qué esperas (Rodolfo)? ¿Qué somos (Fernan)? ¿Qué necesitamos (Belem)? ¿Nos veremos el jueves (Rubén)? Sebastián hablaba, efusivamente, por el teléfono celular. ¿Por qué lleva ese nombre, teléfono celular, qué quiere significar?

viernes, 12 de octubre de 2007

I love Shinik Hahm

Hay ocasiones en que las palabras no alcanzan. Esto se debe a que algunas veces intentamos decir lo que en realidad no se puede decir (con palabras). Pizarnik escribió: decir con palabras de este mundo que partió de mí un barco llevándome. Aquí las palabras no alcanzan a significar. La poesía, dice Borges, no es la descripción d eun hecho, sino la manifestación de un deseo, y eso es lo que hay que captar y sentir. En su Decálogo del perfecto cuentista, Quiroga dice: Si quieres expresar con exactitud esta circunstancia "Desde el río soplaba el viento frío" no hay en lengua humana más palabras que las apuntadas para expresarla. Aquí se hace referencia a las palabras exactas, aquellas que expresan eso que se quiere decir, sin necesidad de "colas de color". La poesía y el cuento son dos búsquedas distintas. Al poeta y al cuentista les interesan realidades distintas: el cuento suele ser preciso, pero el autor puede darse el lujo (y el lector también) de asistir a un breve paseo por el jardín de las palabras; la poesía, en cambio, nos eleva y nos arrebata sin que podamos explicarlo. Lo que a mí me interesa, y por lo cual retomo las palabras de estos dos autores, es hacer ver que ambos se refieren a lo humano de las palabras. Algunas veces encontramos la palabra exacta y otras más no encontramos ninguna. Esto es una paradoja que tiene que ver con el pensamiento, el lenguaje y la comunicación humana: se trata de algo finito (hay palabras exactas) pero sin límites (hay búsquedas que no acaban), como dijo Einstein que es el universo.
Hoy, el carismático director Shinik Hahm regresó a dirigir a la Orquesta Sinfónica de Xalapa con una magnífica selección musical bajo el brazo: New Era Dance de Aaron Jay Kernis, Concierto No. 1 para piano y orquesta en si bemol menor, Op. 23 de Tchaikovsky y Concierto para orquesta de Lutoslawski. Además, pudimos asitir a la (nuevamente no encuentro la palabra) sublime interpretación de Tchaikovsky que ejecutó la pianista ucraniana de 17 años Anna Fedorova. Lo cierto es que fue un concierto memorable (Hahm puso a cantar a toda la orquesta y Fedorova nos presentó a la Virginia Woolf del piano) y, el público no me dejará mentir, el mejor de la temporada. El público retuvo a los músicos por poco más de dos horas. Tanto a Hahm como a Fedorova los hicimos ir y venir entre los bastidores y el escenario, víctimas de los calurosos aplausos que ensordecían la sala. Fue una noche muy emotiva que agradecimos de pie hasta el cansancio.
Hoy por la tarde leí en el periódico que Shinik Hahm es uno de los candidatos a ser el nuevo director titular de la Orquesta Sinfónica de Xalapa, oremos a San Rafael Guizar que Dios nos conceda ese favor.


Las palabras se nos tambalean cuando se tratan asuntos de lo esencialmente humano: el arte y el corazón. Hoy traté de encontrar las palabras que me permitieran, de alguna manera, decir lo que ocurrió, hace unas horas, en la Sala Grande del Teatro del Estado. Pero lo más importante se resiste, se escapa, ya se fue... Cambiando lo que hay que cambiar, termino estas líneas citando (y descontextualizando) a Wittgenstesin (que para eso estudié filosofía): De lo que no se puede hablar es mejor callar. Y yo agregaría, callar para escuchar.

jueves, 11 de octubre de 2007

miércoles, 10 de octubre de 2007

Con los atentos saludos de Raúl Arias Lovillo

Miércoles: día de 2x1 en el cine y de ir a comer con Padre Zilli. Esta costumbre (la de ir a ver a Padre Zilli; la historia del 2x1 la contaré en otra ocasión) comenzó de la siguiente manera. Un día, miércoles, iba saliendo de la clase de Teología del profesor Palmeros y he aquí que veo que Padre Zilli salía de su oficina ( "Mirad: ya viene, saltando por los montes, brincando por las colinas") . Era la 1:30 de la tarde. A esa hora los pasillos del seminario parecen hormigueros. Todos los alumnos, en estampida, se apresuran para ganar los primeros lugares en el gran comedor. Las mesas, para ocho comensales, están dispuestas desde hace dos horas. Lo que uno hace es llegar, rezar algo breve, sentarse y esperar a que comienzen a circular los platos. Los meseros son alumnos (en el seminario, casi todas las tareas, incluidos el aseo de todos los edificios y jardines, se distribuyen entre todos los que lo habitan). La comida es muy buena. La preparan solícitas monjas de manos ágiles (casi todas son adultas mayores, pero los años las han dotado de habilidad y sazón). En fin, era día de clases y la hora de la comida. Caminé a prisa entre las hordas de seminaristas hambrientos y lo alcancé en el estacionamiento. Cambiamos algunas palabras sobre las clases y alguna lectura, y después me invitó a entrar en su coche. Subí. Pensé que quizá me llevaría hasta la avenida donde él sabía que tomaba mi autobus para llegar al centro, pero en vez de eso me invitó a comer en su casa. Yo no supe que decir, permanecí un momento en silencio. Él no esperaba ninguna respuesta, enseguida se puso en marcha y en menos de 10 minutos ya estábamos en su casa. Entramos. Yo había estado en dos ocasiones anteriores en la casa, pero ahora era distinto: él personalmente me había llevado. Es una casa pequeña pero amplia. La fachada es completamente blanca. En la entrada hay un buzón pintado de rojo y algunas macetas también rojas. El interior es blanco y melón, muy cálido. Todo está en su debido lugar, nada ostentoso; la casa de un sacerdote, pensé. Me invitó a tomar asiento en la sala y él subió a su habitación. Regresó en pocos minutos y me tendió un libro. Se trataba de su nuevo libro sobre colonos italianos, Tierra y libertad, editado en italia. Era un regalo. Después comimos mucho y charlarmos un poco...

Tengo muchos buenos recuerdos de Padre Zilli. De Zilli profesor y de pequeños detalles que ha tenido siempre conmigo. Hoy es miércoles. Hacía varias semanas que no lo visitaba. LLamé a su casa para saludarlo y cuando escuché su voz en el teléfono tuve muchas ganas de verlo. Y fui. Como siempre, la comida fue magnífica: crema de verduras, espaguetti rojo, ensalada y pollo a la matequilla con papas. Comí mucho (como siempre), él no tenía mucho apetito. Desde hace algunos años está enfermo. Su tratamiento lo debilita mucho, pero aún así conserva, en esos días difíciles, la sonrisa infantil que lo caracteriza. Me hizo un regalo. Me dió los tres libros que la Universidad Veracruzana acaba de editar de las muchas traducciones que ha hecho Sergio Pitol: La vuelta de tuerca de Henry James, El ajuste de cuentas de Tibor Déry y Diario de un loco de Lu Hsun. Es un paquete hecho con una base de cartón duro en la que estan colocados los tres libros, de manera que es posible leer los títulos, y está forrado con un plástico transparente. En una esquina, la superior derecha, hay una tarjetita muy elegante. Dice: Con los atentos saludos de Raúl Arias Lovillo.

martes, 9 de octubre de 2007

lunes, 8 de octubre de 2007

Aristóteles y los fantasmas

Goethe dijo que el Epistolario de Spinoza es el libro más interesante que se podía leer en el mundo por su sinceridad y amor a los hombres. La filosofía de Spinoza, judio y siempre extrangero (y materialista...), no tiene otra finalidad que la de hacer al hombre libre, tanto como verdaderamente puede serlo. Hay una verdad independiente del pensamiento humano que es posible alcanzar por la sola razón y que es "fuente de alegría constante y suprema". Verdadero conocimiento, Verdad y Libertad son el principio y el fin de esa búsqueda profundamente ética (entendida ésta como forma de vida) y política. La correspondencia de Spinoza tiene un claro valor filosófico. Es el complemento ideal de su Ética: desarrolla, ampliamente y con ejemplos, temas de suma importancia, como el del mal. Hay un pasaje de la carta LVI a Hugo Boxel que no deja de soprenderme por su tono y contenido. Creo que nadie que conozca al menos un poco el tratamiento que la tradición filosfófica (casi todos los manuales y las "lecturas oficiales") ha dado a la filosofía de Spinoza dejará de notar la importancia de lo que se afirma y de lo que se niega:

No pesa mucho sobre mí la autoridad de Platón, Aristóteles y Sócrates. Me habría sorprendido si usted hubiese citado a Epicuro, a Demócrito, a Lucrecio o a alguno de los atomistas o defensores de los átomos; pues no ha de sorprendernos que aquellos que inventaron las cualidades ocultas, las especies intencionales, las formas sustanciales y otras mil necedades, hayan fraguado los espectros y fantasmas y hayan creido a las viejezuelas para menoscabar la autoridad de Demócrito, de cuya buena fama estaban tan envidiosos que quemaron todos los libros que él había publicado con tanto encomio. Si usted está dispuesto a prestar fe a éstos ¿qué motivos tiene para negar los milagros de la divina Virgen y de todos los santos, que han sido descritos por tantos celebérrimos filósofos, teólogos e historiadores que por cada cien de éstos apenas puedo citar un de aquéllos?

domingo, 7 de octubre de 2007

¿Miradas? ¿Colores?

Dicen algunos que leer y escribir son prácticas aristocráticas. Hablar de "prácticas aristocráticas" es, sin lugar a dudas, una práctica aristocrática. Yo no soy, ni puedo ser, un aristócrata. Sobre todo porque ayer comencé a leer los cronopios en fotocopias...
Los cuentos y viñetas inluidos en Ocupaciones raras de Cortazar me evocan algunas de las fotografías y dibujos de A. Goicolea. Un grupo de seres extraños ocupados en labores raras como la construcción, en familia, de un patíbulo en el jardín me hace pensar en las series de encapuchados de Goicolea. La asociación es sólo mía. Eso quiere decir que he asimilado, que me he apropiado de al menos una parte de los textos y de las fotografías y dibujos (¿miradas? ¿colores?), y como consecuencia se establecen relaciones metales, arbitrarias y meramente personales, pero que me arrojan algunas evidencias sobre mi práctica lectora. Además advierto que se han operado en mí, durante y después de la lectura, alteraciones físicas, como ocurre con todas las pasiones. Todo esto habla muy bien de Cortazar y Giocolea.

sábado, 6 de octubre de 2007

La habitación

Soy conciente de que al escribir en un blog estoy participando de una forma de comunicación casi trascendental. Aunque la acción de escribir en una pantalla en blanco no me parece del todo atractiva (hay algo en esta falta de contacto que no me permite asumir comodamente esta posición), sé que eso es lo de menos: hay que escribir, tomar partido, ser uno y construirse a través de la palabra.
Hay muchos blogs. Yo mismo he comenzado a escribir en varios que he abandonado sin más. Cada uno (cada blog) es como una ventana de la habitación propia de quien escribe. Quiero una habitación sin clausuras. Una pieza blanca casi vacía. Un breve espacio, soledad en la soledad, que sea como la casa sin techo del Atlas de Petrovic. Dejo abierta la ventana de esta buhardilla (recien pintada de blanco) para que pase quien quiera. Déjense caer sobre la cama, la mesa o el suelo. No teman dejar huellas en la duela.