lunes, 31 de diciembre de 2007

Después del 31 viene el 1

Quiero dejar algo muy claro: para mí este año terminó con el verano. Los meses siguientes, muy placenteros, es decir, tristes-alegres-melancólicos, han sido una especie de limbo sin niños, submundo, purgatorio mediterraneo. No voy a hacer el inventario (recuento de los daños, amores y virtudes teologales) ni notas del tipo "propósitos de año nuevo". Simplemente no creo en eso de escribirme la vida antes de la vida. Este fin oficial del año 07 es y represanta (es porque representa y viceversa) algo así como un deliquio involuntario. Esta noche ha comenzado y terminará sin fuegos artificiales y la violencia de las calles. Habrá, eso sí, una cena con mi madre y la suya, un poco de vino, y por último el sueño. Dormir, dormir, quizá soñar. Mañana será azul, espero no amanezca nublado.

viernes, 28 de diciembre de 2007

Pessoa

Estoy tan feliz con mi nueva antología de Pessoa, un libro pequeñito de escaso volumen, un libro enorme en su contenido, que inmediatamente he sentido la necesidad de compartirla. Me gustaría comprar doscientas, ahora mismo, y regalarlas; convertirme hoy en una versión apócrifa de Santa Claus, que se introduce no por las chimeneas, sino por debajo de las puertas, y dejar los ejemplares sobre las alfombras. Por ahora, antes de ir a buscar los doscientos ejemplares, me conformo con poner aquí, en esta alfombra, algunos de sus versos.

*****

Si recuerdo al que fui, otro me veo,
y el pasado es el presente en el recuerdo.
El que fui es alguien que amo
aunque solamente en sueños.
Y la saudade que me aflige la mente
no es de mí ni del pasado visto,
sino de aquel a quien habito
por detrás de los ojos ciegos.
Nada sino el instante me conoce.
Hasta mi recuerdo es nada, y siento
que el que soy y el que fui
son sueños diferentes.

*****

Estás sólo. Nadie lo sabe. Calla y Finge.
Pero finge sin fingimiento.
Nada esperes que en ti no exista más,
cada uno para sí es triste.
Tienes sol si hay sol, ramas si buscas ramas,
suerte si la suerte te es dada.

*****

Tabaquería (fragmento)

No soy nada.
Nunca seré nada.
No puedo querer ser nada.
Además de eso, tengo en mí todos los
sueños del mundo.

Ventanas de mi cuarto,
de mi cuarto de uno de los millones en el mundo
que nadie sabe quiénes son
(¿y si lo supieran, qué es lo que sabrían?),
dan hacia el misterio de una calle cruzada
constantemente por gente,
hacia una calle inaccesible a todos los
pensamientos,
real, imposiblemente real, cierta,
desconocidamente cierta,
con el misterio de las cosas por debajo de las
piedras y de los seres,
con la muerte poniendo humedad en las paredes
y cabellos blancos en los hombres,
con el destino conduciendo la carroza de todo
por el camino de la nada.

lunes, 24 de diciembre de 2007

Bjork dixit

Sintítulo

Siento imposibilidad. La siento en el cuerpo, como algo parecido a la marea de la pereza y cercano al desconcierto. Todo, absolutamente todo, sucede en el cuerpo. Pero no primeramente en el cuerpo. Un buen día uno se siente. Y entonces sucede: así como los cuerpos de los ahogados salen a la superfice en el mar, así emergen las respuestas a las preguntas formuladas o no. Y también nuevas y viejas preguntas, y ocurrencias, y sueños y desvaríos varios; algo se desata a sí mismo; algo se rompe en el vacío y algo se llena. Todo concepto, al ser sentido, al ser padecido, nos envuelve, nos invade, se desdobla y nos comprende por los siglos de siglos amén. Y el resultado... ¿Debemos seguir pensando así, tan natural? El cuerpo es un piano que se toca a sí mismo.

*****
Feliz cumpleaños papá

domingo, 23 de diciembre de 2007

Volver

El concierto para tanque de gas y motores que tocaban en la calle me trajo de regreso. Desperté en un lugar desconocido, solo y tarde, que resultó ser la habitación de Armando.
LLegué a Córdoba ayer por la noche. Hacía mucho tiempo que no venía. Avanzaba hacia la salida por el pasillo del autobus y mientras lo hacía miraba en la pantalla el final de una película extrañísima. Nada sé decir de ella. Lo que me llamó la atención fue la escena final. Un niño le dice a un señor muy alto: "llévame a casa", a lo que éste le responde: "los dos tardaremos un tiempo en volver a casa", o algo parecido. Y así fue, los dos tardamos un tiempo en volver a casa.

lunes, 17 de diciembre de 2007

Premisa mayor

Siento algo que no es mío hasta que sucede en mí y entonces me envuelve. Hoy me levanté sabiendo esto y no sé si es por los camarones o por la charla y la respiración. Se trata desde luego de una respuesta indómita, pero al fin respuesta. No es una enfermedad imposible ni un dolor inventado ni locura, es simplemente algo colectivo que me envuelve. Y ahora la pregunta toma la forma de un para qué. Espero despertar un día de estos con la respuesta dormitando a mi lado. De cualquier forma, y pase lo que pase, me siento más tranquilo. Tener un dolor, o una sensación cualquiera, en un miembro que no se tiene, es algo preocupante y al mismo tiempo interesante. Porque si bien es cierto que se trata de algo involuntario, lo más natural es aceptarlo y tratar de hacer algo con ello. No podría decir qué se hace en esos casos, sólo queda esperar y vivir mientras tanto. Quizá se trata de algo que debe salir de algún lugar desconocido y se llega a conocer, con el tiempo, por sus efectos. Las cosas son las cosas.

sábado, 15 de diciembre de 2007

Joanna Newsom


viernes, 14 de diciembre de 2007

-¿Otra vez tú?

La Orquesta Sinfónica de Xalapa ofreció un concierto gratuito en la Iglesia de Guadalupe en Coatepec. El joven director Lanfranco Marcelleti Jr., Andrzej Kalarus como solista en el contrabajo (se parece mucho al Bruno Schultz de la foto que abre la edición de Siruela de sus obras completas) y una magnífica selección musical engalanaron la noche. A pasar de que el espacio no es el adecuado para ofrecer conciertos de este tipo, su acústica es sin duda mejor que la de las salas del Teatro del Estado. Como llegué temprano me pude sentar a unos diez metros del primer violín. Desde ahí pude notar que Claire Scandrett se cambió el peinado y que Juan Manuel Jiménez se cortó el cabello. El interior de la iglesia está repleto de arreglos florales, lo que le da al lugar un aire fresco y un aspecto muy colorido. Creo que el Concierto para contrabajo y orquesta de cuerdas de Benedykt Konowalski (compuesto en 1998 y estrenado mundialmente hoy en Coatepec) fue la pieza de la noche. Kalarus terminó su interpretación y nos regaló, nuevamente, el tecer movimiento y una pieza breve de jazz.
**********
Salí del concierto muy contento y me fui a cenar unos ravioles de espinaca bañados en salsa blanca y una copa de vino tinto chileno. Sé que me arrepentiré de esta cena toda la próxima semana, pero no pude evitarlo. A tu salud, cabroncito.
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Ahora me gustaría salir de aquí y encontrar a Paulina, Brito, Fano y Alina y que me invitaran a una de esas fiestas locas de la que, después de beber uno o dos vodka tonic y de habernos puesto al corriente en algunas cosas, huiría sin despedirme para caminar de regreso a casa tarareando Jackson de Johnny Cash, lo que me haría comprender que padezco una enfermedad imposible y que sufro un dolor inventado, y que todo comenzó un día hace unos meses cuando salía de un café internet, y pensando en esto y en muchas cosas más, todo mezclado mejor que el vodka y el agua quina, llegaría a casa, cansado y agitado, y me acostaría a dormir y quizá soñaría otra vez con esa maldita cubeta vacía, si no es que se me sube el muerto primero. Pero estoy seguro que no será así y que en 20 minutos estaré dormido en casa disfrutando al máximo de esta soledad.
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-Milagrosa, santita linda, vengo a pedirte que me quites esta parálisis facial que me dejó el concierto, el remordimiento producto de la cena, y de paso quítame la memoria, causa de todos mis males.
-¿Otra vez tú?

jueves, 13 de diciembre de 2007

Desdoblado, acompañado

El libro vacío, otra vez:

No puedo vivir únicamente de mis verdades frías, de los conceptos que puedo sintetizar en tres líneas. Tengo que vivir también de mis debilidades, de mis dualidades y admitir que esas tres líneas, lógicas y rectas, que en determinado momento me reflejan fielmente, en otra ocasión no muy distante, o en un estado de ánimo turbulento e intrincado, me resultan escasas o estrechas o dolorosas, sin que por ello dejen de ser verdaderas. Sobre todo, no estoy imponiendo esto a nadie. Estoy diciendo sencillamente, con la misma falta de sentido y de objetivo, pero con el mismo incontrolable impulso y el deleite con los que un niño se asoma al brocal de un hondo pozo, grita su nombre y escucha emocionado que aquella misteriosa oquedad lo repite. No lo grita para alguien, no lo repite alguien; lo grita él mismo, lo escucha él mismo, pero su nombre ha sido lanzado a una profundidad de la que regresa con un tono solemne, telúrico y tan distinto de aquél en que fue pronunciado, que le hace pensar no en que es un eco, sino una respuesta o un llamado sobrenatural. Hace entonces, del negro vacío, un interlocutor, y vuelve a gritar su nombre, y luego frases cada vez más largas, cuya repetición escucha atento y conmovido.
Yo escribo y yo me leo, únicamente yo, pero al hacerlo me siento desdoblado, acompañado.

miércoles, 12 de diciembre de 2007

Pretérito perfecto

Este texto forma parte de un diario que comencé a escribir hace mucho (lo dejé por la paz también hace mucho). Una vez lo tomé como pretexto para algo así como un cuento, hoy perdido. La fecha es 01/06/02.

Mis ojos se han abierto sin que yo necesitase dar la orden. Soy conciente de la rebeldía de algunas de mis partes, de la naturaleza maquinal de mi ser y del riguroso cuidado que requiere ser hombre, estar vivo, tener ojos. Mis manos, que son incapaces de ser libres como mis ojos, como yo mismo, esperan cada mañana a que decida yo por ellas. A falta de libertad (las manos son esclavas por naturaleza), han sido dotadas de una inteligencia casi humana. Las manos son capaces de distinguir entre las voces y saben cuando se les pone a prueba. Si Oscar les pidiera que se abrieran, como suele hacerlo cada vez que vamos juntos por la calle, no lo harían; mis manos sólo obedecen a mi voz. Si les pido que se abran lo harán de inmediato, pero si lo hago sólo por ponerlas a prueba, como retándolas a hacerlo por ellas mismas, como acostumbro hacer cuando estoy sólo en mi habitación, no lo hacen. Mis manos son así. Mis ojos, en cambio, son libres. Sediciosos sería la palabra correcta. En las noches, por más que quiero mantenerlos abietos, se cierran causándome el sueño que es pura pérdida de tiempo. En las mañanas se levantan sin importarles si quiero o no seguir durmiendo. Mis manos son así.

lunes, 10 de diciembre de 2007

Mí mismo por otro

De El libro vacío, mi biografía futura ya escrita, no autorizada pero bien recibida:

Cierto que yo también experimento a veces extrañas sensaciones de las que me da vergüenza hablar. Una, la más frecuente, es ésta: a pesar de que desde hace años soy el mismo y hago lo mismo, no sé por qué me siento ajeno a mí; como si accidentalmente hubiera yo caído dentro de mi cuerpo y de pronto me diera cuenta del sitio en que habito. (...) Entonces me hundo en mí mismo. Pero yo soy para mí como un pequeño sitio visitado anteriormente, conocido, repasado, caminado hasta la última fatiga. No obstante, es allí, es a mí mismo a donde llego siempre y me detengo para hablar.

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Acabo de conocer a una chica, estudiante de diseño, que me dijo "me gustaría platicar contigo uno de estos días, conozco gente tan vacía". Nos despedimos rápido, con la promesa de volvernos a ver pronto. Y me sigo muriendo de envidia. Me gustaría conocer a alguien "tan vacío" para que platicáramos toda la noche. Me gustaría poder gozar de ese placer tan corporal e inuscitado (ser "tan vacío" debe ser una delicia). Porque me siento tan lleno de esta cosa y no sé qué hacer con ella.

domingo, 9 de diciembre de 2007

(Oh, Sweet Nothing)

Mis palabras nacen rotas.

La cama

Colette llamaba a su cama balsa-cama. La cama de Whitman seguro era una vaina. Shakespeare le heredó a su esposa una cama. Mi cama es una buhardilla y desde ahí el mundo. La frontera indómita son los bordes de mi cama. Fuera de ella la escalera negra y roja. En la base, junto a todo lo caído, están las máscaras. En el último peldaño ascendente hay algo así como un corazón recostado. Recostado en la cama, con la cabeza en mi almohada llena de tornillos, leo y releo las instrucciones de Cortázar para subir una escalera. Pero esta escalera es distinta a la que él describió, es una escalera indómita. Cansado de no saber, me tomo el café con canela y desenvuelvo un chocolate de Elena. Afuera, los gatos pardos se reinventan en el jardín sin cerezos. Me adentro en el paisaje interior, paisaje nocturno después de la tormenta, y escucho la voz que dice la palabra: uno.

viernes, 7 de diciembre de 2007

Gentita UDLA

Habla Helena, becaria de Conacyt, residente del Colegio José Gaos, UDLA Puebla:

-Leer güey, aumenta güey, tu vocabulario güey*, osea estás mal Ximena, no manches güey, hipertexturízate.

*Helena retoma aquí uno de los promos, el más popular quizá, de la Librería Gandhi.
(Nadie sabe, nadie supo quién diablos es José Gaos)

Había, en el vestíbulo del Colegio José Gaos, un árbol de navidad lleno de cartas. Todos los residentes redactaron brevemente sus peticiones para Santa y sus buenos deseos. Todas son unas joyas, anexo algunas:






miércoles, 5 de diciembre de 2007

Hoy

Fui a Kiosk (hakim) para escuchar una plática sobre la logística de la empresa. Esperaba en el vestíbulo y mientras lo hacía descubrí que las flores que están sobre el mostrador son artificiales. Un niño leía sentado a mi lado. Leía El Horla, de Maupassant. Tenía, el niño, 11 años. Esperé cuarenta minutos y como no llegaba la persona que daría la charla, me fui.
Caminaba hacia el centro. Pasé al teatro a preguntar sobre el concierto navideño que ofrecerá la sinfónica y noté que había algo de gente formada en la entrada de la Sala chica. Se iba a presentar un espectáculo de danza contemporánea a cargo de la Escuela Superior de Música y Danza de Monterrey. Como era gratutito, me quedé. Para variar, no entendí nada, salvo el enfoque que siempre hay hacia la experimentación con nuevos ritmos, la iluminación y lo teatral. Me parece que tienen un buen nivel en los aspectos técnicos.


Mañana viajo a Puebla. Mañana regreso a Xalapa. Voy a una reunión por el cumpleaños de Carlos, mi hermano menor. Creo que no tendré tiempo para hacer mucho, me encantaría ir a patinar.


Terminé Balún Canán. Comienzo La milagrosa.


Si no hay al menos melancolía no hay escritura. Quizá mañana. Saludos, desde mi Petit Trianon.

martes, 4 de diciembre de 2007

Las hojas



Las hojas caían, rojas, lentas, hasta el suelo.
Virginia Woolf

El viento se arremolinaba sobre las hojas color atardecer que caían envejecidas. Se elevaban a los árboles y adquirían, al contacto con las ramas, el color de las primeras hojas de primavera y se adherían, nuevamente, a la piel del árbol que las había visto nacer. Y volvían a caer.

lunes, 3 de diciembre de 2007

Llovía

Hoy tenía ganas de caminar como sin rumbo y de encontrar en el camino a alguien desconocido para contarle la vida. Tenía ganas, hoy precisamente, de volver al autolavado de autos (¿?) y de irme en el primer coche rojo que llegara. Pero lo pensé dos veces, y ese fue mi error. Quisiera ser mi propio oráculo(oráculo del señor) y hablarme como hacia dentro.
Ayer soñé feo. Una pesadilla. Desperté sobresaltado. Me levanté a beber agua y me volví a acostar con la cabeza hacia el lado contrario de la cama. Me desperté temprano, más tranquilo, y no fui a la escuela. Llovía y me quedé para continuar la lectura de Balún Canán. Después fui a la clase de español con Yair y Catherine. Regresé al taller a las 12:30 y trabajé solo. Nadie llegó a hacerme compañía.

Carta de Francia, vacía. (Silencio).

domingo, 2 de diciembre de 2007

Fotografías de Juan Rulfo




Ya conseguí En el hoyo, de Juan Carlos Rulfo.

viernes, 30 de noviembre de 2007

Me voy como quien se va

Pues sí, la novela es imposible. O mejor dicho las novelas. Hay novelas históricas bien logradas. Pero LLanto es algo distinto: pretende abarcar en la mirada particular algo que no es (porque nunca fue o porque simplemente ya no es... por olvidado), o que ignoramos, y contar su historia. Toda lectura es posible -dice Reina luna con sabiduría. Pero toda lectura es una lectura. Lo que aquí está en juego es el movimiento interno de la novela. La imposibilidad de hacer(nos) parte de algo que o no está o ignoramos. Aquí hay una visión del mundo casi olvidada, una concepción acerca de la novela, de la escritura, de la escritura de novelas, de la lectura y de la lectura de novelas. De la Historia y las historia. Además, hay una crítica a los temas tradicionales, al modo y la forma de contar o narrar una historia, a su tratamiento. Una novela que supone su centro (un personaje, quizá) es una novela imposible. La lectura es ambivalente, cito:

Al lector le ocurre, en relación al lenguaje, un fenómeno en sentido inverso: por las palabras del escritor se ve forzado a dejarlo todo, a irse donde la novela es posible. Si consigue hacer vibrar su corazón en la misma nota que vibra el del personaje (o sus hígados, o sus lo que ustedes escojan para nombrar lo que ustedes ya saben que quiero nombrar), entonces el lector cae al territorio en donde la novela es imposible -no está sólo-, sin dejar la conciencia del otro lugar, el que sí tiene que ver con la novela. El helado sitio donde siempre se está sólo, sin sentido, enclavado en la punta de su estúpida aislada existencia.

La lectura de novelas es el único argumento posible en favor de la subjetividad. Quien lee novelas es alguien que se hace acompañar de alguien que "no es aunque sea", y sólo es -lector- cuando consigue irse: "se va como quien se va".

jueves, 29 de noviembre de 2007

Marguerite Duras

"Quería decirle lo que creo, que había que conservar siempre antes uno -he aquí la palabra, me acuerdo- un lugar, una especie de lugar personal, eso es, para estar solo y para amar. Para amar no se sabe qué, ni a quién, ni cómo, ni cuánto tiempo. Para amar -he aquí que de pronto me acuerdo de todas las palabras...-, para conservar en sí el lugar de una espera, nunca se sabe, de la espera de un amor, de un amor quizá sin destinatario todavía, pero de esto y sólo de esto, del amor. Quiero decirle que usted era esta espera."

Belem, ¿ya leiste El Square?

¿Lectura imposible?

Efectivamente, la novela es imposible. Entiendo lo que hay que entender. Puedo seguir, guiado por algunas notas, las incontables referencias a la historia oficial. Avanzo, pero no me atrapa. Leo por encima, nado por la superficie. Me detengo, doy la vuelta a la derecha, continuo. El problema no es la fragmentación en la estructura, ni el lenguaje. No me atarpa, repito. Hay algo en la lectura o en la forma de leer. Leer una novela imposible es posible a condición de captar su movimiento. Desde luego que puede leerse, pero me refiero sobre todo a otra cosa. Y por si fuera poco, a mi ejemplar le hacen faltan dos páginas.
Conseguí también El libro vacío. Y la tentación es demasiada.

miércoles, 28 de noviembre de 2007

Luz de luna

domingo, 25 de noviembre de 2007

Reina luna

Vivo en medio de dos ríos que a corta distancia se multiplican y dividen hasta el infinito. Lo único que conservo es una vieja maleta en cuyo fondo guardo algunas cartas, libros y fotografias. Ignoro el nombre y el número de mis días. El tiempo, eso dejó de importar aún antes de saberme aquí. Tallo pacientemente la valsa que ha de llevarme a donde las aguas confluyen. La decisión ya está tomada.
Anoche, bajo la luz de la reina luna que perlaba las aguas, vi caer el paisaje en el mar. De tanto mirar, la mirada se afila. Y todo pende como de un hilo.
La reina luna habla con sabiduría. Ella sabe lo que el hombre guarda, a veces sin saberlo. Sé que debo ir a donde el agua. Pero a penas pongo un pie en el río la corriente se detiene, las aguas se inmovilizan. Los ríos son caminos que andan solos.

sábado, 24 de noviembre de 2007

Xico Vol. II

Lo de Xico fue un recuerdo del porvenir. Uno ignora, en esos casos, muchas cosas. De cualquier manera, eso era lo que me hacia falta: a mi vida, como a los habitantes de Ixtepec, le es necesaria la ilusión. Y qué decir de los tamales, el licor de mandarina y el café.
Había fiesta en el pueblo. Cerca del santuario de Cristo Rey, en las calles, vendían comida y bebidas. Fuera de las casas la gente se juntaba para jugar loteria, con granos de maíz, y uno podía ganar una pelota jugando con un peso. En el atrio del santuario, un grupo de rock tocaba música de Nirvana. Una camioneta, como esas que usaba mi nonno para trasladar varias toneladas de café, recorría el centro del pueblo llevándo a un grupo de luchadores, 10 o poco más, que gritaban a los paseantes: "indios morenos, vayan a las luchas". Y buscando el lugar de las luchas encontré una cantina muy pintoresca. Pedí un vasito de licor verde (no, no es el de los poetas) y salí a la noche. La plaza principal estaba llena de gente. En las bancas se podía ver a jóvenes parejas en sendos devaneos. Más allá, despúes de la zona de juegos, los hombres. Jóvenes, muchachos, no tan jóvenes, todos bebiendo y riendo a carcajadas. Grupos de señoras mayores, enlazadas por los brazos, cruzaban el parque en busca de sus "sobrinas". Las sobrinas, quizá fuereñas, llevaban sombreritos con listones y zapatillas de tacón elevado. Me senté en una banca un poco alejada para no interrumpir a las comparsas. Y ahí se me fue la noche. Tomé un camión que por doce pesos y una hora de mi tiempo me llevó casi hasta la puerta de mi casa. Después dormí, 10 horas.

Sortes

Ayer fue un día muy largo. Después del trabajo, al rededor de las 7 pm, salí a una fiesta con fedex y con fano y algunos amigos de él. Regresé a casa a las 5 de la mañana. Me levanté a las 8 para llegar a mis clases... Ahora estoy en Xico calléndome de sueño. Suenan las campanas que anuncian la entrada a la última misa del día. Quiero quedarme a dormir aquí, pero al parecer todo lugar para hospedaje es caro. Sebastián llegará en una hora y espero me rescate. De cualquier modo daré una vuelta por el centro y cenaré. El ambiente es fresco, aunque no demasiado. Se está bien con un sueter ligero. No hay neblina. La única neblina es la de la mente. Después de la batalla de los sortes uno queda agotado y herido.

Me tocó dirigir una actividad sobre lectura en la USBI. Después de hacer un breve recorrido por las diferentes salas y colecciones de la biblioteca nos sentamos un momento en el fondo de la sala de literatura. Había pensado realizar varias actividades pero por cuestión de tiempo sólo se pudo hacer una. Sortes. Cada quién formuló una pregunta, concreta y clara, y pasamos con los ojos vendados a través de algúnos pasillo de la sala. Libros, libros y libros; a ambos lados, arriba y abajo. Nos detuvimos en algún lugar del pasillo, movidos quizá por alguna sensación extraña, y buscamos a tientas algún libro que abrimos al azar en alguna página y buscamos en ella la respuesta a nuestra pregunta. En verdad fue algo increible lo que nos encontramos en cada libro. No creo que sea algo que se deba hacer muy seguido, sobre todo hay que tener cuidado con la pregunta que se formula. Transcribo a continuación mi pregunta y la respuesta que me fue dada:

¿Debo seguir esperándote?

-Ya lo sé.
-Si no tienes nada mejor que hacer en este momento, vente conmigo y le verás.
Diez minutos más tarde atravesaban juntos el parque.

Margaret Kennedy. Una noche en Cold Harboror.

jueves, 22 de noviembre de 2007

Palabras mágicas

(Los talleres libres de actuación de la OR.TE.U.V presentan El entierro. Es una pieza breve de Enrique Buenaventura (Colombia 1925-2003) basada en Los funerales de Mamá grande de Gabo. La temporada también es breve: 22, 23, 24 y 25 de noviembre, 8:30 pm, teatro La caja. La entrada es libre.)

Como no entendí nada de la obra, mejor:

Palabras mágicas de ayer (y hoy): 9.1, Francia, Fernan, Rimbaud, Kant, Catherine, Paulina, Paris je t'aime, sushi de frutitas, vino chileno, oxxo, fiesta, Monterroso, bazar, sueño, chocolates, teléfono, lluvia, circo, literatos ambulantes, fotos, café, más fotos, calcetines negros, biblioteca, jugo de mandarina, periódico, Rulfo, gorritos, sábado, malboro blanco, cobertor, empanadas, gripa, teatro, dados, accidente, gramática y "pensaba en ti Susana".

lunes, 19 de noviembre de 2007

La infancia



domingo, 18 de noviembre de 2007

Nothing, nothing, nothing, nothing, nothing, nothing´s gonna change my world

Narración y desnudez

El sábado hicimos en clase un ejercicio de narración oral muy interesante. Había varios masos de cartas de tarot sobre la mesa y teníamos que elegir alguno de ellos. Después, seleccionar únicamente cinco cartas que nos llamaran la atención o nos dijeran cosas al oido. Con ellas, debíamos estructurar una historia que sería presetada después en forma oral. Así, garabateadas unas cuantas notas, uno a uno fuimos recintando con voces apagagas nuestras historias. Después vino el silencio. ¿Qué habíamos hecho? Nadie nos había pedido que habláramos de nosostros mismos. Hubiera sido más fácil inventar algo que empezará con "había una vez" y terminara en "vivieron felices para siempre". Pero el caso es que todos formamos La historia de nosotros. Para finalizar se nos pidió anotar en una hoja las relaciones que habíamos establecido entre cada carta y cada vivencia personal y explicar, brevemente, cómo se había ido formando la historia (pues no lo hicimos nosotros) en nuestra mente. Algo insólito, que nos dice mucho sobre la literatura. Pues no otra cosa hacen los escritores con sus textos (los personajes se les van de las manos y se viven los unos a los otros) y éstos con los lectores (juegan con nuestras vidas y nuestras emociones). Una compañera dijo que hubiera sido más fácil pedir que todos se desnudaran y subieran a la mesa. Lo cierto es que fue un ejercicio narrativo que motivo, como ocurre con la buena literatura, la reflexión espontánea sobre la propia vida.

viernes, 16 de noviembre de 2007

Fiesta en el laberinto

Sólo después de practicado el ritual nocturno de agachar la cabeza es que pude descansar acurrucado en mi laberinto. Hoy desperté invadido por la luz de un sol maravilloso y terrible. Me levanté y comencé a pintar los muros con colores nuevos. Hice, con tus mails impresos y con lo que pude salvar del hilo que me ofreciste como prueba de tu amor, un papalote que contento volé desde el jardín. Me preparo para dar una fiesta mañana por la noche y así cerrar definitivamente este ciclo de espera y saudade. Este cuerpo y esta mente, que son toda mi fuerza, se van de vacaciones.

jueves, 15 de noviembre de 2007

El laberinto de la soledad

Yo soy el del bramido y quien lo escucha. Voz del que clama en el desierto, laberinto. Soy el minotauro oculto en la sombra y Teseo guiado por tu hilo. Soy también el constuctor de mi casa infinita, los dioses que castigan y los hombres castigados. Sé muy bien lo que debió sentir el Otro minutos antes de su muerte y, al igual que él, apenas y me defenderé de la mía.


EL LABERINTO

Zeus no podría desatar las redes
de piedra que me cercan. He olvidado
los hombres que antes fui; sigo el odiado
camino de monótonas paredes
que es mi destino. Rectas galerías
que se curvan en círculos secretos
al cabo de los años. Parapetos
que ha agrietado la usura de los días.
En el pálido polvo he descifrado
rastros que temo. El aire me ha traído
en las cóncavas tardes un bramido
o el eco de un bramido desolado.
Sé que en la sombra hay Otro, cuya suerte
es fatigar las largas soledades
que tejen y destejen este Hades
y ansiar mi sangre y devorar mi muerte.
Nos buscamos los dos. Ojalá fuera
éste el último día de la espera.


Borges.

miércoles, 14 de noviembre de 2007

Estoy

Demasiado triste para escribir.

lunes, 12 de noviembre de 2007

Sócrates es hombre

Que Spinoza nos haya reducido a la nada no cambia nada: vivir duele y la ceguera es la ceguera. Gracias a Dios que no somos idealistas, porque de la nada nada sale. Vivimos una época en donde hasta la dialéctica ha cambiado: primero viene la negación y luego la negación de la negación y después la negación de la negación de la negación. Y así hasta el infinito, en su acepción más positiva. Dicen que en la demostración no es posible hacer la regresión hasta el infinito, pero de hecho se hace. LLegamos, en la serie de las causas, hasta la causa infinita: primer motor o Dios para los más nobles. Sócrates es hombre. Y por eso se armó contra los dioses. Nietzsche es hombre. Y por eso se armó contra sócrates. La levedad es del ser y la pesadez es de la vida. Sócrates es hombre, etc. Y así nos vamos.

domingo, 11 de noviembre de 2007

En el cielo, mis estrellas tenían un suave frufrú

Mi bohemia
(Fantasía)

Iba por ahí, con las manos metidas en los bolsillos rotos;
hasta tal punto mi gabán se volvía ideal;
caminaba bajo el cielo, ¡oh musa!, y era tu vasallo.
¡Ay que ver! ¡Cuántos amores espléndidos he soñado!

Mi único pantalón tenía un hermoso agujero.
Pulgarcito soñador, desgranaba en mi trayecto
algunas rimas. Mi albergue estaba en la Osa Mayor.
En el cielo, mis estrellas tenían un suave frufrú.

Y yo las escuchaba, sentado al borde de los caminos,
aquellas gratas noches de septiembre en que sentía gotas
de rocío por la frente, como un vino reconfortante;

en que, rimando en medio de fantásticas sombras,
estiraba, como si fuesen liras, las gomas
de mis zapatos heridos, ¡a un palmo de mi corazón!

Rimbaud
(Traducción de Juan Abeleira)

sábado, 10 de noviembre de 2007

Cuando descuelgo el teléfono y oigo tu voz



Discrepancia

Dice el obispo Berkeley
que cuando descuelgo el teléfono
y oigo tu voz
tú estás dentro de mí

yo le digo al señor obispo que no
que yo sólo te amo

Ramón Rodríguez

Totalmente de acuerdo con esta discrepancia.

Linette o en busca del tiempo perdido

De Linette, como me ocurre con casi la totalidad de excompañeros de la primaria, secundaria y preparatoria, y en general de casi todas las personas que habitan mis tiempos pasados, recuerdo poco. Recuerdo sobre todo una blusa morada, la forma en que se recogía el cabello, sus ojos pequeños, su risa extraña y algunos episodios agradables y graciosos. Hubo un tiempo en que volvíamos caminando juntos a casa después de la escuela. La hora de la salida era a las 8:00 pm. Caminábamos casi en línea recta hasta mi casa en donde yo tomaba mi biclicleta y continuabamos después hasta su casa. Yo volvía solo montado en la bicicleta. Recuerdo que fue en uno de esos trayectos de regreso a casa cuando aprendí a andar en la bicicleta sin necesidad de poner las manos en el manubrio. También recuerdo la vez que pasamos por el internado en donde estudiaban dos primas mías y las vimos en la cocina. La amplia pieza que servía de cocina y comedor a la vez tenía una ventana que daba a la calle. Estaba, la ventana, cubierta con una gruesa malla metálica. En otras ocasiones había hablado con ellas a través de la malla, pero ese día, después de ponernos al corriente de nuestras circunstancias, decidí ir a comprarles algunos dulces y chucerías (que desde luego hacía mucho que no comían por estar casi siempre encerradas en ese internado de monjas vegetarianas). Fui con Linette a una tienda cercana y por un agugero que había en la malla metimos todo el paquete salvador. Justo cuando habíamos terminado la operación entró en la cocina una de las monjas y lo único que recuerdo después de eso es que corrimos sin volver la vista.

De todo esto hace como cinco años. Hace dos semanas encontré un mensaje de ella en el buzón de mi correo electrónico. Ahora nos mandamos mensajes en el celular y nos encontramos en el messenger de vez en cuando. Creo que vendrá pronto a Xalapa. Tengo mucho que contarle.

Dar de leer

A principios de octubre hablé con una amiga sobre la posibilidad de elaborar un proyecto para hacer lecturas en algún asilo de ancianos. Ella trabajaba en un asilo como auxiliar en el área de limpieza. Su respuesta fue contundente: "No estamos en Europa". Y me aseguró que el director del asilo era de la misma opinión, ya que ella sabía del caso de un grupo de jóvenes estudiantes de pedagogía que habían propuesto un proyecto similiar a los administradores del lugar y que éstos sencillamente lo habían rechazado sugiriéndoles elaborar uno enfocado en la proyección de películas mexicanas, como las de lucerito, y que entonces podría ser considerado. Dejé por la paz el asunto, hasta el día de hoy.
Caminaba por Xalapeños Ilustres decepcionado por los altos precios de algunos libros que vi en Gandhi, y recordé que cerca de ahí había un asilo de ancianos. No lo pensé mucho. Entré y pedí hablar con alguien de la administración. Hablé con un muchacho, que al parecer es el encargado de las actividades de los abuelitos, sobre la posibilidad de realizar ahí un proyecto de lectura. Me dijo que ya había un grupo de estudiantes de pedagogía trabajando en algo similiar y que por si fuera poco una señora asistía una vez a la semana a leer en voz alta. Me dio a leer el proyecto de los chicos de pedagogía: me pareció un disparate. El proyecto se llama "Taller de Lectura". Se trata más bien de la descripción de 6 sesiones de actividades enfocadas más en realizar juegos con sillas y en la proyección de películas que en la lectura misma. Es uno de esos proyectos escolares que lucen una redacción por demás académica y confusa: los objetivos no son objetivos, y no pueden serlo; las actividades son en realidad juegos; las lecturas: "un cuento" (quién sabe cuál) y un "fragmento de un libro" (quién sabe qué género, etc. etc.); además plantean la proyección de "una película" (¿lucerito?) y "ejercicios de retroalimentación", también con sillas... El encargado no pudo decirme nada sobre el proyecto de la señora que lee en voz alta porque no ha entregado ninguno.
En fin, tengo una cita en 15 días con el director del asilo para hablar sobre un nuevo proyecto. Creo que trabajaré con lectura en voz alta y lectura en atríl, ya que me dicen que son muy pocos los viejitos que saben leer y entre ellos hay varios que ya no pueden hacerlo. Primero quiero asitir a las sesiones del grupo de pedagogía y de la señora para ver qué trabajan y cómo lo hacen. Por ahora me enfocaré en la selección de los textos y sobre todo en la elaboración de un proyecto de lectura enfocado en la lectura. Veremos que pasa.

jueves, 8 de noviembre de 2007

Saudade

Me acuesto en la cama (me duermo) y despierto en las esquinas oscuras de la habitación. Cada nuevo día me levanto luciendo alas distintas y un dolor que nace en los pies. De nada sirve haber soñado en presente subjuntivo: siento frío, ausencia, saudade. Todo me habla de tiempos pasados: yo soy mi propio historiador.

martes, 6 de noviembre de 2007

Fotos de J René


Todos los hombres son mortales

Lo que tienes conmigo es como una canción electrónica que evoca a, y desemboca en, los clásicos de todas las literaturas. Con otras personas puedes tener otras cosas; muchas más y quizá aun mejores. Pero lo que tienes conmigo jamás lo tendrás con nadie más. Lo que tenemos, tú y yo, y nosotros, es algo clásico y universal. Algo alejado de modas y novedades. Todos los hombres son mortales. Pero sentimos y experimentamos que somos eternos.

sábado, 3 de noviembre de 2007

Nantes

Xico

Yo no sé cómo, pero tengo que irme a vivir a Xico. Quizá podría ganarme la vida enseñando algo, pero tampoco se me ocurre que pueda ser. Uno no puede conocer e irse sin volver y tampoco puede volver sin quedarse. Me gustaría encontrar una habitación cerca de la frutería "El renacimiento II" y del parque de la pequeña estatua de Hidalgo. Un lugar cálido con vista a la callecita por donde el viejito pasaba con su caballo, y yo imaginaba que jugaba carreritas con el niño de la cuatrimoto. Nuevamente el recuerdo de una habitación soñada: blanca y casi vacía. Y ahora, además, desordenada como la vida misma. ¿Cuánto costaría vivir en Xico? ¿Quién iría a buscarme? Quizá nada, quizá ninguno. En un año o dos, quizás quizás.

martes, 30 de octubre de 2007

Tamales y algo más

Cuando los griegos hablan de la belleza, o la verdad, lo que hacen en realidad es hablar de los griegos. Cuando Borges escribe sobre el minotauro, en realidad escribe sobre Borges. Cuando alguien afirma que, en efecto, dos más dos es igual a cuatro, en realidad lo que hace es confesar que algunas noches no puede dormir porque le teme a la muerte. Cuando yo hablo de Naolinco en realidad hablo del pan y los tamales que me comí hoy.
Eugenio me invitó a acompañarlo a la inauguración de una exposición pictórica en Naolinco. Se le agradece mucho. Se exponen, en un restaurante del centro, cuadros de la mamá de Alfredo García y un altar de día de muertos típico del lugar. Naolinco es, como Xico o Las Vigas, un pueblo entre montañas rodeado de una vegetación exuberante. A pesar de la cercanía (alrededor de 30 minutos viajando en automóvil desde la ciudad de Xalapa), lo conozco poco. Recuerdo con agrado una visita que hice hace varios meses con Gaelle. Hoy he vuelto. Comí como vaca (como dice Cuar) : pan de huevo y mantequilla, tamales de pipian y de salsa roja, licor de morita y café dulce (y delicioso). Cenamos en el lugar de la exposición y en el restaurante de una señora muy linda y amable que me recordó un poco a mi nonna. Es una de esas señoras que han trabajo muy duro toda su vida y que, siendo ya mayores y habiendo logrado construir un negocio próspero y estable, aún continúan con ese ritmo de tren bala. Cenamos de pie en la barra de la cocina para poder platicar con ella y su hija (ambas amigas de Eugenio). La señora cocinará hasta las dos de la madrugada, pues como ella misma dice: si quieres ir a china primero te chingas. Se está preparando para la gran fiesta del jueves. Nos han dicho que ahora es casi imposible conseguir habitación para ese día. Me alegra saber que hay posibilidades de asistir, con belem y "juan", y de pasar la noche allí, aunque sea en una habitación con una sola cama. Sin duda será una experiancia nueva, y como todas, maravillosa.

viernes, 26 de octubre de 2007

Acciones multicolores

Tejer coincidencias, además de bufandas, es algo que le gusta hacer a Belem. Hoy podría haber hecho con ellas una hermosa bufanda para usar en Nantes durante el invierno. Abrir un libro en una página cualquiera, al azar, y buscar en ella palabras que nos abran los ojos. Algo hay ahí de una antigua tradición judía (espero que belem comente un poco sobre eso). En cualquier caso, hay que ver y escuchar con atención:

Así como en el reino de los astros son a veces dos los soles que determinan la órbita de un único planeta, así como en determinados casos soles de color diverso iluminan un único planeta, unas veces con luz roja, otras con luz verde, y luego lo iluminan de nuevo los dos a la vez y lo inundan de una luz multicolor: así nosotros los hombres modernos, gracias a la complicada mecánica de nuestro "cielo estrellado", estamos determinados -por morales diferentes; nuestras acciones brillan alternativamente con colores distintos, raras veces son unívocas, -y hay bastantes casos en que realizamos acciones multicolores.

Nietzsche, Más allá del bien y del mal.

miércoles, 24 de octubre de 2007

Sin título

No sé muy bien de lo que estoy escribiendo. Uno no debería escribir sobre lo que no entiende. Haría falta un uso extraordinario del lenguaje (como el de Rulfo) para comunicar con palabras esto que siento. Desearía poder comunicarlo todo sin necesidad de lenguaje. Desearía que alguien entrara en mi cabeza y prendiera la luz.
A veces, encuentro en los textos mensajes escritos sólo para mí. Me gusta pensar que las respuestas a mis dudas me están esperando en el fondo de algunos de los libros que voy a leer a lo largo de mi vida. Creo que fue en un cuento de Benedetti donde descubrí que ando por la vida con un enorme agujero en la forma de otra persona. Y fue una noche, cenando tacos, cuando aprendí a dividirme en dos para no estar solo (SB).
Tú (tú sabes quién eres) no estás ni cerca ni lejos, siemplemente no estás. Y entonces me invadé la necesidad del texto, la ansiedad de palabras como caricias. Y entonces me voy como quien se va (AP); lejos, como un bohemio (AR); meciendo el texto entre mis brazos: fragmentos de todo lo leido.
Sí, estoy solo, y qué con eso. ¿Cuál es el problema si los llevo a todos dentro? Hay que escribir críticas como si se tratara de cuentos y poemas. Silencio, telón, composición. Uno no debería escribir sobre lo que no entiende.

martes, 23 de octubre de 2007

El clima y otras ficciones

Hace un frío terrible en esta ciudad entre montañas. Ayer, por la noche, hubo norte. Un norte como hacía mucho no se sentía, dicen en la radio. Vientos de más de 100 kilómetros por hora recorrieron la ciudad. Todo está sembrado de polvo, hojas y ramas. Paisaje después de la batalla. Algunas casas han perdido sus techos. Faltan el agua y la electricidad en mucha colonias. Por toda la ciudad se desplomaron árboles dañando automóviles, casas y avenidas. Hoy y mañana, las escuelas permanecen cerradas. Ninguna víctima fatal, al parecer. Dicen que esto continuará.
Hoy, un compañero de trabajo llegó con varias horas de retraso. Vive con su familia en una comunidad cercana. Las láminas del techo de su casa se perdieron en el bosque. En la mañana tubo que salir a buscarlas; se retiro temprano del taller para llegar a casa y hacer las reparaciones antes de la noche. No tienen luz eléctrica: un árbol arrancó los cables.
Yo no me quejo. Vivo solo, duermo abrigado y bien protegido. Lo único que ahora me preocupa es la entrevista de trabajo que tengo mañana por la tarde. Debo presentarme a una entrevista y entregar mi currículum. Veremos que pasa, espero amanezca soleado.

lunes, 22 de octubre de 2007

Rousseau a 27 pesos

Acabo de hacerme de una hermosa edición argentina del Discurso sobre las ciencias y las artes de Rousseau. Es el número 80 de la Biblioteca de Iniciación Filosófica de Aguilar, editada en Buenos Aires en 1966. La colección, de la que tengo algunos otros números, me gusta mucho, es la pequeña antes de la blanca. Me costó 27 pesos, y aunque tiene una que otra página salvajemente subrayada, no dudo en calificarla como una joya. No se trata de una edición de lujo, es más bien la edición rústica. El formato (márgenes generosos, renglones amplios, etc...), la calidad de la impresión y el encuadernado son de lo mejor. Contiene, además del Discurso, las Observaciones que hizo José Gauitier y la Respuesta en carta a M. Grimm del mismo Rousseau. La traducción fue hecha por Luis Hernandez Alfonso. Se trata, en efecto, de un autoregalo tardio.

domingo, 21 de octubre de 2007

Viejos y nuevos parisinos


Jaen Cocteau, hablando sobre Les Quatre Cents Coups de Truffaut, dijo que jamás una película lo había conmovido tanto. Alguien, no recuerdo el nombre ahora, dijo que era tan bella como la verdad. Lo que no se puede negar es que lanzó a la fama al director y al joven actor Jean-Pierre Léaud. Léaud tenía entonces 14 años. Representaba el papel de un parisino dos años menor. Alguien le preguntó, poco después del estreno de la película, si no era demasiado grande para hacer el papel de un niño de 12 años, y él respondió que no, que no era demasiado alto. Pero su carrera lo sería con el tiempo. Ha trabajado con directores legendarios como: Francois Truffaut, Jean Cocteau, Jean-Luc Godard, Pier Paolo Pasolini, Bernardo Bertolucci y Agnes Varda. Es, al igual que Truffaut, Godard y Cocteau, un icono del cine francés.


Hoy es domingo 21 de octubre. Truffaut murió el 21 de octubre de 1984. Al igual que Antoine Doinel, hoy le he jugado una a los deberes y a la escuela para escaparme al cine (aunque en mi caso es cine en casa). Me escapé por unas horas del "orden establecido" para recordar a Truffaut, y nada mejor para hacerlo que ver Les Quatre Cents Coups (le valió a Truffaut, en 1959, el Premio al mejor director del Festival de Cannes). Toda la película es genial y maravillosa. Hay una escena que me encanta: Antoine le enciende una vela a un retrato de Balzac para que éste lo ayude a obtener una buena calificación en su composición de francés, plagiada al mismo Balzac, y provoca que se incendie el gabinete en donde estaba oculta la fotografía. Toda la película es genial y maravillosa. Hay que verla.




sábado, 20 de octubre de 2007

Ausencia

Hay aquí una ruptura, un impasse, un silencio prolongado. Y es lamentable. Ya no podré escribir de estos días lo que me gusta escribir sobre los días. Podría hacer la descripción de los hechos y hablar, de pasadita, sobre algún tema. Pero no tengo ganas de eso. Además, la tarea de revivir lo vivido siempre se me ha presentado como algo terriblemente difícil. Necesito, para escribir, de alguna ayuda exterior, además de los pretextos: palabras, frases, accidentes de todo tipo, una manzana. Hubo tanto que sólo quiero decir gracias.
Gracias a mi familia por estar "tan cerca, tan lejos" (a mi mamá por todo lo que siempre hace y está dispuesta a hacer); a los amigos por ser amigos; a belem por la cena, el vino, los recuerdos, las risas, el libro; a "Juan" por el hospedaje, las fotos, la charla, el paseo y el café (espero verte pronto por Xalapa); a Fernan por las llamadas y los buenos deseos, y por hacerse presente; a los xalapeños por la cena de ayer; y a los demás por ser otros.
Prefiero dejar las cosas así, como están, y guardar las palabras para otra ocasión.
Con voz de robot malo: nos volveremos a ver.

martes, 16 de octubre de 2007

Jaque mate

Me agrada que algunas personas se tomen el tiempo de leer y comentar lo que hay en este blog, me sorprende y me agrada. (Belem, en tu caso lo anterior no aplica: es lo menos que puedes hacer y todos sabemos que es para ti un honor). Quiero hacer un comentario sobre los comentarios. Por medio de ustedes y sus comentarios este blog se vuelve al menos dos. El que yo escribo y el que ustedes escriben. Además de ser parte medular de la dinámica de cualquier modalidad de espacios para la comunicación de ideas, en este caso particular me gusta pensar que por medio de ellos se forma una especie de aparato crítico compartido. En los siglos XVII y XVIII, y más adelante, las ideas más revolucionarias y arriesgadas se introducían no directamente en los texto o tratados, sino en las notas o en los apéndices. Esto generaba una especie de "discurso secreto" que por lo general era dinamita pura. Esta práctica era necesaria: se trataba de la difusión de ideas consideradas "problemáticas" por las" autoridades" y lo que estaba en juego era la integridad física de quien escribía. Aquí no corremos ningún riesgo, salvo quizá el de la completa incomprensión. Tengo la idea de hacer textos" incompletos" que serán completados, en la relectura, por textos anteriores o futuros, por comentarios míos o de ustedes. Como verán, les estoy proponiendo un juego. Y elijo las negras.

lunes, 15 de octubre de 2007

La vie en rose

Es parte de nuestra condición humana ser sujetos de la ausencia, adictos a la memoria y a la espera. Esperamos todo el tiempo: el café en la cafetería, el camión en la avenida, el final de la novela después de 150 páginas bien leidas. Hoy ha sido un día muy agradable y esperado. 40 minutos en la máquina para correr, 8 horas de trabajo, 6:21 minutos al teléfono. Me llamaron de Francia para saludar y saber cómo estaba. Es agradable que se acuerden de uno. Digamos que la llamada me ha hecho el día. Y ahora vengo al ciber y me encuentro algunos mensajes en el buzón. ¿Puede alguien pedir más? Sí, desde luego que puede. Me gustaría ir a cenar algo rico. Saludos hasta la bella francia.

domingo, 14 de octubre de 2007

Miércoles para despertar jueves

He leido muchas veces sobre eso. Lo he trabajado en un texto, sin resultados. Las películas, últimamente, no hablan de otra cosa. El único problema es que al parecer nadie sabe qué es. Yo una vez lo tuve; una sola y así de cerca; lo tomé entre mis manos y me acosté a soñar despierto (era jueves). Y se apagó. Dejó, eso sí, un calorcito casi imperceptible que con el paso de los días se transformó en un aroma como a palabras fuertes que me provoca una sensaión en el abdomen. Después recordé la nota que dejó para mí. Una palabra escrita en un pedazo de papel. Lo llevo conmigo a todas partes, es mi compañero. La mirada no la extraño. Es el gesto en la mirada, la fuerza de los ojos que no está en los ojos. Quizá ya sea tiempo de escribir otro nombre (el miércoles era muy feliz). Después de todo, el verano ya terminó.

sábado, 13 de octubre de 2007

Teléfono celular

Ahora quiero hablar de mí, es decir, de lo que soy hoy. Lo primero que noto es que me encuentro un poco solo en esta ciudad repleta de sordos. Los caminos me hablan de gente desconocida: escucho sus voces pero no entiendo nada. ¿Qué significa todo esto? ¿Qué significa estar solo cuando se elige estar solo? A sebastián, por ejemplo, lo conocí una noche, hace no mucho, mientras caminaba. Nos vimos pasar y nos cruzamos. Absoluto silencio. Compré un café y volví sobre mis pasos. Me senté en el parque. Después de un rato noté que se encontraba sentado a poco distancia. No recuerdo cómo fue pero a los pocos minutos charlábamos sobre no sé qué asunto. Pasaron una o dos horas y nos despedimos. Absolutamente nada. Hoy lo he vuelto a ver en el mismo parque --yo llevo puesta la misma playera de aquella primera vez. Pero ni yo, ni él, ni el parque, ni siquiera mi playera, somos los mismos. ¿Qué es lo que uno busca cuando camina por la noche? Yo quería agua. Pero lo encóntré a él con un amigo que me prestó unos patines. Di, no sin dificultad, dos o tres vueltas y eso fue todo. Nos despedimos y partimos. ¿Qué puede significar esto? Lo segundo que noto es que, de alguna manera, vivo en francia. Estando aquí no estoy, dice una canción de Santa Sabina. De alguna manera, extraña y quizá patética, sé de ese cielo que extraña al sol. Soy, de la mañana a la noche, un exiliado en mi propia casa, es decir, la habitación que, oh sopresa, habito. Lo tercero que noto es que me extraño a mí mismo. Extraño lo que fui hace no mucho tiempo. Dicen algunos que uno es idéntico a sí mismo. No lo creo. Si así fuera no nos traicionariamos a nosotros mismos todos los días. Uno, escuché en una película japonesa, no puede entender a otra persona, si así lo hicieramos no nos sentiriamos tan solos (Cfr. películas de Sofía Coppola). (¿Es en estas noches sin fondo donde duermes y te exilias, oh millón de pájaros de oro, oh futuro vigor?) ¿Qué esperas (Rodolfo)? ¿Qué somos (Fernan)? ¿Qué necesitamos (Belem)? ¿Nos veremos el jueves (Rubén)? Sebastián hablaba, efusivamente, por el teléfono celular. ¿Por qué lleva ese nombre, teléfono celular, qué quiere significar?

viernes, 12 de octubre de 2007

I love Shinik Hahm

Hay ocasiones en que las palabras no alcanzan. Esto se debe a que algunas veces intentamos decir lo que en realidad no se puede decir (con palabras). Pizarnik escribió: decir con palabras de este mundo que partió de mí un barco llevándome. Aquí las palabras no alcanzan a significar. La poesía, dice Borges, no es la descripción d eun hecho, sino la manifestación de un deseo, y eso es lo que hay que captar y sentir. En su Decálogo del perfecto cuentista, Quiroga dice: Si quieres expresar con exactitud esta circunstancia "Desde el río soplaba el viento frío" no hay en lengua humana más palabras que las apuntadas para expresarla. Aquí se hace referencia a las palabras exactas, aquellas que expresan eso que se quiere decir, sin necesidad de "colas de color". La poesía y el cuento son dos búsquedas distintas. Al poeta y al cuentista les interesan realidades distintas: el cuento suele ser preciso, pero el autor puede darse el lujo (y el lector también) de asistir a un breve paseo por el jardín de las palabras; la poesía, en cambio, nos eleva y nos arrebata sin que podamos explicarlo. Lo que a mí me interesa, y por lo cual retomo las palabras de estos dos autores, es hacer ver que ambos se refieren a lo humano de las palabras. Algunas veces encontramos la palabra exacta y otras más no encontramos ninguna. Esto es una paradoja que tiene que ver con el pensamiento, el lenguaje y la comunicación humana: se trata de algo finito (hay palabras exactas) pero sin límites (hay búsquedas que no acaban), como dijo Einstein que es el universo.
Hoy, el carismático director Shinik Hahm regresó a dirigir a la Orquesta Sinfónica de Xalapa con una magnífica selección musical bajo el brazo: New Era Dance de Aaron Jay Kernis, Concierto No. 1 para piano y orquesta en si bemol menor, Op. 23 de Tchaikovsky y Concierto para orquesta de Lutoslawski. Además, pudimos asitir a la (nuevamente no encuentro la palabra) sublime interpretación de Tchaikovsky que ejecutó la pianista ucraniana de 17 años Anna Fedorova. Lo cierto es que fue un concierto memorable (Hahm puso a cantar a toda la orquesta y Fedorova nos presentó a la Virginia Woolf del piano) y, el público no me dejará mentir, el mejor de la temporada. El público retuvo a los músicos por poco más de dos horas. Tanto a Hahm como a Fedorova los hicimos ir y venir entre los bastidores y el escenario, víctimas de los calurosos aplausos que ensordecían la sala. Fue una noche muy emotiva que agradecimos de pie hasta el cansancio.
Hoy por la tarde leí en el periódico que Shinik Hahm es uno de los candidatos a ser el nuevo director titular de la Orquesta Sinfónica de Xalapa, oremos a San Rafael Guizar que Dios nos conceda ese favor.


Las palabras se nos tambalean cuando se tratan asuntos de lo esencialmente humano: el arte y el corazón. Hoy traté de encontrar las palabras que me permitieran, de alguna manera, decir lo que ocurrió, hace unas horas, en la Sala Grande del Teatro del Estado. Pero lo más importante se resiste, se escapa, ya se fue... Cambiando lo que hay que cambiar, termino estas líneas citando (y descontextualizando) a Wittgenstesin (que para eso estudié filosofía): De lo que no se puede hablar es mejor callar. Y yo agregaría, callar para escuchar.

jueves, 11 de octubre de 2007

miércoles, 10 de octubre de 2007

Con los atentos saludos de Raúl Arias Lovillo

Miércoles: día de 2x1 en el cine y de ir a comer con Padre Zilli. Esta costumbre (la de ir a ver a Padre Zilli; la historia del 2x1 la contaré en otra ocasión) comenzó de la siguiente manera. Un día, miércoles, iba saliendo de la clase de Teología del profesor Palmeros y he aquí que veo que Padre Zilli salía de su oficina ( "Mirad: ya viene, saltando por los montes, brincando por las colinas") . Era la 1:30 de la tarde. A esa hora los pasillos del seminario parecen hormigueros. Todos los alumnos, en estampida, se apresuran para ganar los primeros lugares en el gran comedor. Las mesas, para ocho comensales, están dispuestas desde hace dos horas. Lo que uno hace es llegar, rezar algo breve, sentarse y esperar a que comienzen a circular los platos. Los meseros son alumnos (en el seminario, casi todas las tareas, incluidos el aseo de todos los edificios y jardines, se distribuyen entre todos los que lo habitan). La comida es muy buena. La preparan solícitas monjas de manos ágiles (casi todas son adultas mayores, pero los años las han dotado de habilidad y sazón). En fin, era día de clases y la hora de la comida. Caminé a prisa entre las hordas de seminaristas hambrientos y lo alcancé en el estacionamiento. Cambiamos algunas palabras sobre las clases y alguna lectura, y después me invitó a entrar en su coche. Subí. Pensé que quizá me llevaría hasta la avenida donde él sabía que tomaba mi autobus para llegar al centro, pero en vez de eso me invitó a comer en su casa. Yo no supe que decir, permanecí un momento en silencio. Él no esperaba ninguna respuesta, enseguida se puso en marcha y en menos de 10 minutos ya estábamos en su casa. Entramos. Yo había estado en dos ocasiones anteriores en la casa, pero ahora era distinto: él personalmente me había llevado. Es una casa pequeña pero amplia. La fachada es completamente blanca. En la entrada hay un buzón pintado de rojo y algunas macetas también rojas. El interior es blanco y melón, muy cálido. Todo está en su debido lugar, nada ostentoso; la casa de un sacerdote, pensé. Me invitó a tomar asiento en la sala y él subió a su habitación. Regresó en pocos minutos y me tendió un libro. Se trataba de su nuevo libro sobre colonos italianos, Tierra y libertad, editado en italia. Era un regalo. Después comimos mucho y charlarmos un poco...

Tengo muchos buenos recuerdos de Padre Zilli. De Zilli profesor y de pequeños detalles que ha tenido siempre conmigo. Hoy es miércoles. Hacía varias semanas que no lo visitaba. LLamé a su casa para saludarlo y cuando escuché su voz en el teléfono tuve muchas ganas de verlo. Y fui. Como siempre, la comida fue magnífica: crema de verduras, espaguetti rojo, ensalada y pollo a la matequilla con papas. Comí mucho (como siempre), él no tenía mucho apetito. Desde hace algunos años está enfermo. Su tratamiento lo debilita mucho, pero aún así conserva, en esos días difíciles, la sonrisa infantil que lo caracteriza. Me hizo un regalo. Me dió los tres libros que la Universidad Veracruzana acaba de editar de las muchas traducciones que ha hecho Sergio Pitol: La vuelta de tuerca de Henry James, El ajuste de cuentas de Tibor Déry y Diario de un loco de Lu Hsun. Es un paquete hecho con una base de cartón duro en la que estan colocados los tres libros, de manera que es posible leer los títulos, y está forrado con un plástico transparente. En una esquina, la superior derecha, hay una tarjetita muy elegante. Dice: Con los atentos saludos de Raúl Arias Lovillo.

martes, 9 de octubre de 2007

lunes, 8 de octubre de 2007

Aristóteles y los fantasmas

Goethe dijo que el Epistolario de Spinoza es el libro más interesante que se podía leer en el mundo por su sinceridad y amor a los hombres. La filosofía de Spinoza, judio y siempre extrangero (y materialista...), no tiene otra finalidad que la de hacer al hombre libre, tanto como verdaderamente puede serlo. Hay una verdad independiente del pensamiento humano que es posible alcanzar por la sola razón y que es "fuente de alegría constante y suprema". Verdadero conocimiento, Verdad y Libertad son el principio y el fin de esa búsqueda profundamente ética (entendida ésta como forma de vida) y política. La correspondencia de Spinoza tiene un claro valor filosófico. Es el complemento ideal de su Ética: desarrolla, ampliamente y con ejemplos, temas de suma importancia, como el del mal. Hay un pasaje de la carta LVI a Hugo Boxel que no deja de soprenderme por su tono y contenido. Creo que nadie que conozca al menos un poco el tratamiento que la tradición filosfófica (casi todos los manuales y las "lecturas oficiales") ha dado a la filosofía de Spinoza dejará de notar la importancia de lo que se afirma y de lo que se niega:

No pesa mucho sobre mí la autoridad de Platón, Aristóteles y Sócrates. Me habría sorprendido si usted hubiese citado a Epicuro, a Demócrito, a Lucrecio o a alguno de los atomistas o defensores de los átomos; pues no ha de sorprendernos que aquellos que inventaron las cualidades ocultas, las especies intencionales, las formas sustanciales y otras mil necedades, hayan fraguado los espectros y fantasmas y hayan creido a las viejezuelas para menoscabar la autoridad de Demócrito, de cuya buena fama estaban tan envidiosos que quemaron todos los libros que él había publicado con tanto encomio. Si usted está dispuesto a prestar fe a éstos ¿qué motivos tiene para negar los milagros de la divina Virgen y de todos los santos, que han sido descritos por tantos celebérrimos filósofos, teólogos e historiadores que por cada cien de éstos apenas puedo citar un de aquéllos?

domingo, 7 de octubre de 2007

¿Miradas? ¿Colores?

Dicen algunos que leer y escribir son prácticas aristocráticas. Hablar de "prácticas aristocráticas" es, sin lugar a dudas, una práctica aristocrática. Yo no soy, ni puedo ser, un aristócrata. Sobre todo porque ayer comencé a leer los cronopios en fotocopias...
Los cuentos y viñetas inluidos en Ocupaciones raras de Cortazar me evocan algunas de las fotografías y dibujos de A. Goicolea. Un grupo de seres extraños ocupados en labores raras como la construcción, en familia, de un patíbulo en el jardín me hace pensar en las series de encapuchados de Goicolea. La asociación es sólo mía. Eso quiere decir que he asimilado, que me he apropiado de al menos una parte de los textos y de las fotografías y dibujos (¿miradas? ¿colores?), y como consecuencia se establecen relaciones metales, arbitrarias y meramente personales, pero que me arrojan algunas evidencias sobre mi práctica lectora. Además advierto que se han operado en mí, durante y después de la lectura, alteraciones físicas, como ocurre con todas las pasiones. Todo esto habla muy bien de Cortazar y Giocolea.

sábado, 6 de octubre de 2007

La habitación

Soy conciente de que al escribir en un blog estoy participando de una forma de comunicación casi trascendental. Aunque la acción de escribir en una pantalla en blanco no me parece del todo atractiva (hay algo en esta falta de contacto que no me permite asumir comodamente esta posición), sé que eso es lo de menos: hay que escribir, tomar partido, ser uno y construirse a través de la palabra.
Hay muchos blogs. Yo mismo he comenzado a escribir en varios que he abandonado sin más. Cada uno (cada blog) es como una ventana de la habitación propia de quien escribe. Quiero una habitación sin clausuras. Una pieza blanca casi vacía. Un breve espacio, soledad en la soledad, que sea como la casa sin techo del Atlas de Petrovic. Dejo abierta la ventana de esta buhardilla (recien pintada de blanco) para que pase quien quiera. Déjense caer sobre la cama, la mesa o el suelo. No teman dejar huellas en la duela.