sábado, 31 de mayo de 2008

Locudacción o texto inconcluso o Nulla dies sine linea

Es tarde para todo. Ni grites, ni señales.



(Ahora, mientras ves o escuchas, o al mismo tiempo si puedes, imagina, si puedes, que van pasando los créditos, como en el cine. Van en orden de aparición, los nombres y sus personas; caminan hacia arriba sin detenerse; tienen prisa del final; les urge entrar en la puerta del fondo por donde la música se va llevándose el volumen de sus palabras y sonidos. Algo así como un silencio se nos mete en los oídos. Entonces, y siempre hermoso, el telón, la pantalla o los párpados. Algo negro sin profundidad. Negro sobre negro pero negro. Aquí, mientras ves y escuchas, imagina.)

Juguemos en el bosque mientras el lobo no está

El lobo hasta en los cuentos es lobo. (Lobo es el que hace loberias).
El cuento es cuento si algo cuenta. (Si algo cuenta es el lenguaje).
El aullido es el lenjuage del lobo. (Yo no soy ése que no eres).
Bonito cuento, pero no de La Fontaine. (Pedro que nadie escucha).
A todos nos llega, en el bosque, mientras el lobo no está.

jueves, 29 de mayo de 2008

UVI Fest

Yo no soy marinero. Yo no soy marinero, por ti seré, por ti seré, por ti seré...

martes, 27 de mayo de 2008

lunes, 26 de mayo de 2008

Nueva habitación propia


Vasconceleando







viernes, 23 de mayo de 2008

Vine a Comala

Primeras palabras (Mazateco)

Águila, halcón: Ja
Hongos, bacterias: Nxteen
Gusano: Chindo
Pasto: Ndischo
Tiburón: Ti Sé
Pájaro: Nisié
Tigre: Xa
Ardilla: Chijno
Conejo: Tsintsie
Venado: Ndi Kínja
Zacate: Ska Ndije
Pasto: Ndischo
Planta: Ska
Algas: Ska Ten
Peces: Tí

Nota: no sé, nadie sabe, sobre quién, cuándo, cómo de la transliteración así. Las tomé de un memorama que hizo una maestra de la comunidad.

miércoles, 21 de mayo de 2008

A priori

Últimamente, sobre todo desde que estoy lejos, nadie me visita. Me acuesto (me duermo) y todo se libera de esperas y ataduras (nadie me visita). Mi colchón inflable exala, aliviado; el ventilador gira hacia el otro lado. Sé que a lo lejos algo todavía se siente; sé que allá también hay cortinas, pasillos y penumbras. Se nos hace tarde, no vendremos. Me doy cuenta de que me faltan, fragmentos o palabras. (Mi pantalón tiene un hermoso agujero). Pasan cosas en las sombras: no sabemos. Alguien nos traduce, nos induce; el mensaje se confirma con un gesto. ¿Cómo saber? Escribir supone. Pero suponer y querer son en verdad las cosas más diversas. Y estoy tan cansado (y eso que no estoy casado). Pero lo estoy, lo siento.

martes, 20 de mayo de 2008

a posteriori

Me gustaría que estuvieras aquí y pudieras verlo todo. Me levanté muy temprano y llovía. Había dejado mi ventana abierta (en realidad es sólo una tabla) y entraba la lluvia. No sé por qué me recordó a las veces que, en Coatzacoalcos, me escapaba de mi habitación y me subía a dormir a la azotea; algunas noches llovía y yo me dejaba mojar hasta que el frío era tal que me hacía correr como un desquiciado dando vueltas por el techo hasta quedar agotado por completo y entonces bajaba al baño a secarme y me acostaba a dormir muy feliz. En esos casos no entendía la razón de mi felicidad (y ahora tampoco) y en eso radica precisamente. Creo porque es absurdo, la docta ignorancia, no sé pero sí. Una vez me dijiste: no entiendo eso que dices y estoy tan feliz de no entenderlo, y entonces entendí todo. Así me pasa, algo se rompe y algo se llena, así lo expreso. Hoy se me salió, en medio de un grupo de maestros indígenas, se me salió como sin quererlo: la lengua es posterior a la literatura. Todos me miraron como a un bicho extraño. Trate de explicarme. Aún ahora que trabajamos en hacer reportes, en el interior del autobús, ya que todos los maestros se han ido y sólo quedan una mancha en el cielo y un poco de calor en los pulmones, aún ahora siento miradas clavadas en la espalda. Uno debe hacer lo que tiene que hacer, lo que vino a hacer. Me bañó en un cuarto improvisado, hago reportes. La lengua, en efecto, es posterior a la literatura. Terminó la sesión y todos se retiraron rápidamente. Nos dispusimos a meter los libros en la eterna caja cuando un maestro se me acercó y me contó de sus estrategias para trabajar con libros. Elementales todas, luego infalibles. Me pidió sugerencias; le pedí que me contara más. Trabaja, sin saberlo, los tres niveles: libro, texto y escritura. Sugerí muy poco, algunas estrategias para trabajar en equipos, escritura automática y colectiva. Se despidió en mazoteco (o algo así). Me llama la atención que cuando se les pidió presentarse con un libro, a través de un libro, todos presentaron a la comunidad. Comunidad, colectividad, totalidad y todo ( persona, cosa, objeto, sujeto) son distintas. Aquí, la comunidad es lo más importante.

lunes, 19 de mayo de 2008

FBI

Mi encuentro con F. es un sueño largo. B., la caballería, las piedras. Un sueño sin imágenes, un sueño de ideas irregulares. Me pregunto que será de eso, qué vendrá a salir. La forma en que habla de B. me recuerda al discurso sobre Bruno. Es sin duda uno de esos grandes olvidados. Maestro del silencio al fin. F. me habla de otros en un lenguaje personal. Me preocupan los ojos y los libros.

La casa es bonita, sencilla y blanca. Inflamos los colchones con una aspiradora. Un niño que iba y venía entre el camino, la casa y la habitación nos regaló mangos. La gente nos da cosas (muebles, trastes), préstamos que acomodamos lo mejor que podemos. Es tarde; aquí, sólo nosotros estamos arriba a esta hora. Los caminos desiertos, oscuros, están lejos . Hay árboles enormes, ramas secas como brazos. No he visto aves pero hay grillos. Voces cantan en la hierba. Comparto una habitación con ventana de tablón. A través, después, cerca, algo así como un bosque en miniatura. Olvidé mi minotauro de peluche.

jueves, 15 de mayo de 2008

What then...

“What if you slept?… And what if, in your sleep, you dreamed?… And what if, in your dream, you went to heaven and there plucked a rare and beautiful coca-cola?… And what if, when you awoke, you had the coca-cola in your hand?… Ah, what then?.”

lunes, 12 de mayo de 2008

Vigilar y castigar


viernes, 9 de mayo de 2008

La explicación

Un hombre, en la vigilia, piensa bien de otro y confía en él plenamente, pero lo inquietan sueños en que ese amigo obra como enemigo mortal. Se revela, al fin, que el carácter soñado era el verdadero. La explicación sería la percepción instintiva de la realidad.

Nathaniel Hawthore, Note-books.

jueves, 8 de mayo de 2008

Taller de escritura o (oh) malditos textos

Una vez participé en un taller de escritura. Los únicos productos de esas sesiones no fueron nunca textos bien logrados, sólo algunas inquietudes sobre la escritura y la redacción. Lo primero que noté es que cualquier sesión, grupal o individual, destinada a la producción de textos (informativos, literarios, o de cualquier clase) está destinada ella misma a terminar siendo una sesión de redacción. La escritura es otra cosa y tiene sus tiempos y momentos.


No hay que empezar con página en blanco y lapiz, sino con caminata y grabadora; después vendrán las servilletas, los bolantes, las hojas y con suerte, algún día, se provará la bendita libreta encuadernada en piel.

Las actividades que se plantean en los talleres de escritura, por más lúdicas y bien pensadas que se conciban, no harán que el participante produzca textos. Yo apostaría más bien por sesiones exploratorias destinadas a identificar y definir formas, modelos y elementos de escritura. Ahí sí vale todo, cualquier cosa, porque hay mucho que explorar. Cada uno, con el paso del tiempo (hay que mantenerse leyendo) irá descubriendo los pases mágicos del oficio. Para escribir una página bien lograda hay que leer mil. Incluso para redacción, la lectura no puede estar ausente.

Comprobación de las emociones

Había ocasiones en que Laura tenía intensas sensaciones a distancia, instantes luminosos que le revelaban alguna noticia sobre Josué. Cuando le pasaba, casi nunca en realidad, ella sabía que nada podía hacerse. Así que cenaba algo ligero (todo comenzaba en una noche) y se acostaba a dormir temprano.
Al otro día, muy temprano por la mañana, salía a correr. Regresaba a casa empapada y tomaba un baño de agua fría. En esos días cuidaba especialmente su aspecto físico, la limpieza de la ropa e incluso de sus zapatos. A las 9 esperaba en la parada el autobús para hacerse a la avenida. Entraba más que puntual en la oficina y saludaba a todos poniendo atención y cuidado en los detallas. Trabajaba sin parar hasta las tres. Salía a comer con toda la tropa y se lucía haciendo comentarios inteligentes sobre política de las pasiones y cuidado del cabello. A las seis, o más temprano, continuaba su trabajo esta vez con más diligencia. Cuando se levantaba para llenar su taza de café (sólo se lo permitía una o dos veces en esos días), preguntaba a los demás y hacía favores. Regresaba de esos trayectos muy cargada pero nunca con retraso. No iba al baño en todo el día. Casi en la noche, todavía con ánimos, regresaba a su casa y preparaba exquisitos platillos de una facilidad inusitada. Terminada la cena, se aplicaba en la labor de la limpieza como si de vida o muerte se tratara. Barría como una desquiciada moviendo los muebles de la sala y la habitación. Con el trapeador se movía con la destreza de una jugadora de hokie. Dejaba la cocina reluciente, como nueva; los trastes, rechinando de limpios. Se retiraba a su habitación, organizaba su agenda, leía un poco, veía alguna película interesante, volvía a leer algunas páginas, escribía y disponía todo lo necesario para acostarse temprano. Terminadas las labores reglamentarias de aseo personal, apagaba las luces y cerraba ventanas y cortinas. Se recostaba en la cama, boca arriba, con la cabeza hacia el norte cómodamente colocada sobre la almohada. Cerraba los ojos, modulaba la respiración y se relajaba esperando que no volviera. Pero a veces volvía, de manera espontánea y asilada, con más fuerza, más profunda, más intensa y más clara. Entonces sabía que nada podía hacerse porque todo era verdad. Y se dormía triste y cansada de haber tenido un día perfecto pero en vano. A la mañana siguiente se levantaba más cansada y desvelada que nunca. Se le hacía tarde para todo. Imposible ir a correr ya porque lo único que correría sería el riesgo de contraer cáncer en la piel. Además, tendría que pre-desayunar en algún lugar cercano a la oficina (inusualmente, tenía mucha hambre tan temprano), y eso si y sólo si lograba tomar un autobús a buena hora. No pasaba. Llegaba con veinte minutos de retraso a la oficina y muriéndose de hambre. El día era gris, y más oscura sería su descripción... A eso de las dos o tres o cuatro o cinco de la tarde (en realidad siempre llamaba a la hora que quería), sonaba el teléfono. Naturalmente era Josué haciendo gala de su discurso cortado: que no sabía, que no podía, que tenía que, que sí quería pero, etc. Entonces se lo decía todo. Hablaba fuerte y claro, con calma, sólo de ella. Él, habituado como estaba a las formas del mundo, se limitaba a calificarla de celosa y desconfiada y daba por terminado el asunto.

Mi actividad, tu actividad

Las actividades de promoción de lectura son casi siempre sectarias. Hay actividades específicas para niños, para jóvenes y para adultos. Tengo mis dudas, algunas serias, sobre esos "para". Me refiero sobre todo a las actividades, a su modalidad e implementación. Desde luego que hay textos cuyo tratamiento no funciona para todos y en todos lados, pero esto es algo distinto. En cualquier caso, hay que pensar en implementar una estructura flexible, firme pero no rigida, que tenga como referencia al hombre (así, sin edad) y que esté dirigida a satisfacer sus necesidades. En ese sentido, pienso en una promoción concreta y cercana, es decir real, como pensaba Marcuse que era la Filosofía de Heidegger. Sean quienes sean los participantes, en una actividad de promoción de lectura no pueden faltar: texto(s) literario (la literatura por sí misma hace), el enfoque de promoción (no se trata de actividades literarias, sino de promoción de lectura), la base humanística (una clara concepción del hombre en la que se contemplen sus distintas dimensiones, aderezada con la valoracion misma de la actividad) y al menos un plan B. Jamás debe olvidarse que antes que tratar con niños, jóvenes, adultos, o cualquier género o especie, se trata con seres humanos.

Mi libro, tu libro

Cualquier acción destinada hacia la promoción de la lectura debe presentar a ésta como algo atractivo. Si la acción en sí misma no es atractiva, y pienso sobre todo en largas conferencias o en extrañas "visitas de autor", entonces es un caso perdido. Se trata de hacer promoción y las más populares siempre han sido el 2X1, los 12 (o más) meses sin interesés y el famosísimo en menos de 30 minutos o es gratis. En todos los casos, si el cliente (los libros cuestan, aunque no se gravan con IVA) opta por la opción, obtiene beneficios, y éstos son siempre inmediatos y concretos (más producto, facilidad de pago o pizza caliente y puntual) y nunca extraños o meramente abstractos. A alguien le puede parecer atractiva una licuadora de muchas velocidades o incluso una reversible o aerodinámica, pero para la gran mayoría, al menos en el principio, sus necesidades se satisfacen con una sencilla y que haga bien su trabajo. Es el mismo caso con los libros. Quizá la única diferencia sea la consigna comercial de VENDER, VENDER, VENDER, y su complemento LO QUE SEA A QUIEN SEA. Aquí no interesa (aunque en ocasiones no parezca así) esa especie de impulso: se tiene la convicción de que todos, a su debido tiempo, compraran lo que cada uno necesite, si eso que necesitan está en el mercado.

Windows 2008

Me he dado cuenta, me doy cuenta, me seguiré dando cuenta (no dejaré de darme cuenta) que esta ventana es como un cuaderno de notas. Escribo y escribo, siempre con prisa y a la menor provocación, para no olvidar y no tener que hacerlo. Jamás formaré con los textos (no interesa, no es el caso, yo no soy, ya me fui) un cuerpo teórico de conocimiento. Me gusta pensar que este espacio es ventana; pero de ninguna manera es siempre la misma ventana. A veces, sobre todo en las madrugadas, es la ventana de mi habitación. Más tarde, en el transcurso de la mañana, es la ventana de un autobús en el que viajo (contento, nostálgico, triste, alegre, enojado, ausente... ) ligero. A eso de las doce, sin que me haya dado cuenta, se ha transformado en la ventana de una oficina o habitación de trabajo. Por la tarde es una ventana camaleónica: ventana de casa, de auto, de local comercial, de edificio de lujo, de departamentos o incluso escaparate. En las noches es más bien universal (todas las ventanas en todos los lugares): el metro de Moscú, las vitrinas de Milán, el café de la rue, la casa sin techo, la pagoda desierta. Yo las rayo. En todas voy dejando mensajes que escribo con los dedos (metáfora de la escritura corporal), a la manera de los niños y algunas "personas" que suelen dejar mensajes breves en las ventanillas polvosas (¿o polvorientas?) de los autos. A veces, casí siempre sin fines específicos, hago la limpiezas (así, medio plural). Me subo al andamio de libros y canciones y me dispongo a lavar los ventanales (páginas con textos extraños) y las ventanas altas (notas, viñetas, más bien garabatos). Las dejo secar al sol, indistintamente.

lunes, 5 de mayo de 2008

(Para Josué, en espera de que cambie de opinión)

A los 15 años, mientras viajaba de regreso de unas vacaciones familiares en Tepoztlán, Josué descubrió que quería estudiar Relaciones Internacionales. Viajaban siete en un carro para cinco. Hacía mucho calor y las ventanillas estaban abajo. Circulaban por la libre a vuelta de rueda y Sergio se negaba a encender el aire acondicionado. Gastamos de más y la cosa no está para lujos, aguántense y no se quejen.

Sergio siempre decía, incluso frente a todos en las navidades, que losuyolosuyo eran las relaciones internacionales. Todos conocían su situación laboral, administrador de una pequeña agencia de viajes, y tomaban el comentario como una broma poco inteligente. Sólo Josué sabía que su padre lo decía por el asunto de Irene, la ecuatoriana. Las relaciones internacionales son las que tiene México con Ecuador, no las que tienes tú con Irene. Cállate Josuelito, que ya baja tu madre. Y le metió cincuenta pesos en la bolsa. Con eso se fue al cine y no le alcanzó para palomitas ni camión de regreso. Viejo tacaño.

Todos, en todos lados, decían que el país estaba jodido; que en diez años las tortillas valdrían tanto y los salarios tan poco, que sería necesario importarlas de chinas. Y para colmo de males, esa cosa de los viajes no lo dejaba.

Estaban reunidos en el comedor. Era el cumpleaños de Lupe, la tercera, flaca y enfermiza. Matilde, la mayor, llegaba tarde. Sergio y Susana hablaban efusivamente sobre el puente chino. Los chinos siempre van adelante; es una cosa cultural. En todo, en todo menos en el mundial. No sé por qué comparan, aquí últimamente hacemos puentes muy largos, y también nos llevan a las playas. Manuel había salido por la ventana hacia el jardín. Pateaba sin ganas la pelota contra el muro, sólo por hacer algo. Creo que es el mejor momento, falta Matilde y todos están distraídos. Le preocupaba Susana, su padre se limitaría a golpearle la espalda y a decir cosas sin importancia, que si la cumbre, que si el halcón…

Le vi

Le vi; no parece en realidad una persona. Algo (o alguien) le sobra y algo (y alguien) le falta. Le sobran personalidades y le hace falta (además de alguien) ejercerse. Por sus acciones, les conoceremos; pero no sabemos si hay algo debajo o no. Es como tener hermanos gemelos peleándose bajo la piel. O acudir a una cita a ciegas con uno mismo y saber de antemano que irá mal. Perder y ganar a la vez, pero sólo el peso. Ser el enemigo de tu amigo y su amigo enemigo... Le vi tan perdido, sentado, semi acompañado; me dieron lástima sus zapatos, caros y nuevos.

domingo, 4 de mayo de 2008

Paradise

Nombra

Las cosas tienen nombres. El nombre nombra. Pero cada cosa, cada una en su actualidad presente, es en realidad la cosa más extraña. Miro, por ejemplo, un paraguas y me detengo sorpendido en consideraciones serias sobre su ingeniería física... Por otro lado, una vez tuve uno que viajaba solo y que terminó abandonándome sin el menor cuidado. Perdido, en medio de la lluvia, me lamentaba. No sin razón, lo injurié durante horas.

Otra vez las cosas

Ayer leíamos sobre los léxicos sonoros. En la novela, una niña había ido formando, durante mucho tiempo y con paciencia, con los sonidos que escuchaba, sobre todo los nocturnos, un diccionario secreto sin definiciones. Sin saberlo (sin conciencia), llevamos años formando léxicos similares. El nuestro es un léxico sobre un aspecto de las cosas. Nosotros lo llamamos lo que no parece suceder. La ausencia de definiciones no tiene que ver, como en el caso de la novela, con una referencia al miedo. Sabemos de antemano de dónde provienen, qué las produce, dónde empiezan y dónde acaban. La ausencia de definición, definitivamente, tiene que ver con el carácter no racional de esa parte de las cosas. No hace falta elaborar un análisis de las cosas; no interesa. Es de eso de lo que hablamos aquí; hablamos de lo que no se puede, de lo que no es posible asir. No es un agente, no es un cuerpo, no es fuerza, magnitud o cosa. Hay algo en las cosas que no parace suceder. Lo sentimos o no, lo somos o no. No hay de otra.

viernes, 2 de mayo de 2008

Títulos

jueves, 1 de mayo de 2008

Anyone Else But You

Discurso del método

A veces no puede y entonces lo entiende.
Todo se detiene porque algo le sucede.
No tienen lugar ni el problema ni la cosa.
El símbolo se vuelve simbólico.
Algo se conecta.

El mar se deja hacer y el niño se esmera.
Un caso típico de pensamiento medieval.

Negar el sueño. Prefiere pensar que el mar conoce.
El observador carece de ojos. Uno se esmera y todos se duermen.
El pensamiento entra en el cuerpo. La música cae sobre la página.
La hoja, el temblor, la analogía.

Creemos que somos nosotros. Así conviene que sea.
Creemos que somos, nosotros. Así conviene, que sea.
A veces no puede y entonces no lo hace.