martes, 18 de marzo de 2008

Siglos sin saberte

Confundimos la facilidad (facilmente) con la tranquilidad. Es normal, es común, es deseable tener (entender) días tranquilos. Es difícl decidir, sobre todo cuando no se sabe. Tranquilamente, decido aceptar mi entrada al Programa Vasconcelos. Tranquilamente, digo, y me refiero sólo a eso. Del mismo modo es como decido tomar las riendas nada cómodas para conducirme en este camino y, en general, de todos los que faltan: sé que los cambios se dejarán venir, sentir, estar. Nada de esto es fácil, basta conciderar su complejidad nada aparente. Me voy, pues, y esta vez lo hago bien, como quien se va. Me voy en busca de otras formas, en busca de otros; parto de mí, desde mí, para llegar a mí. Mi camino es largo y no es precisamente en línea recta. Doy los pasos antes dados, me recorro, subiendo, a toda velocidad y sin escalas: una espiral que no es roja y nunca se dispara. Así las cosas, así, así.

2 comentarios:

cuar dijo...

oye tu, tranquiiiilo
cuando empiezas??? cuando nos vemos? que lindas cosas escribes

Anónimo dijo...

Todo estaba dicho, visto, presentido. Saber o no saber, para el caso es lo mismo.