domingo, 29 de junio de 2008

Final de la película

Sólo sé dos cosas. Tengo algo que hacer y tengo una necesidad de compartirlo. No soy causa eficiente de mis acciones afortunadas o desafortunadas. Como Aristóteles, propongo la existencia de una causa, causa de todas las causas. Es una causa sin adjetivos y que se escribe con minúscula. No es algo que mueva por impulso o contacto; es algo que llama y atrae. Como la manzana, sigo mi camino. Tengo ojos para ver por dónde voy. Tengo brazos, sueños y pesares para continuar o detenerme. Y es por eso que a veces pierdo mi camino. Al afirmar mi libertad freno mi proceso. Concebir la libertad como una serie de elecciones o una serie de lámparas encendidas es un error. La verdadera libertad está en decidir, voluntariamente, no ejercerla. Yo puedo optar por lo inmediato y sus recompensas. Puedo quedarme en el primer jardín por el que pase. Puedo pero no. Una vez que has visto difícilmente te conformas con menos. No es algo que entienda o discuta. Eso y yo nos hemos visto. No tiene que ver con facultades, sentidos o falsos optimismos. Hay algo que no puede ser negado, que está en el pensamiento y no es idea, que está en el mundo y no es cuerpo o fuerza. No es dios ni hombre ni cosa. No es nada conocido pero es.

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