lunes, 16 de junio de 2008

Lectura peripatética

No puedo leer, ni siquiera mientras camino, los mosquitos me persiguen. No es ningún delirio; me esperan en las esquina, me abordan y me siguen. Hay una habitación con ventilador de techo pero es una catacumba. No puedo leer. Me desespera. Y el calor es tán fuerte que sería una herejía que la ropa no se secara en minutos. Ni el río me relaja. La playa está muy lejos.

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