viernes, 29 de febrero de 2008

De por qué no voy a las fiestas

Una voz que viajaba a caballo me trajo noticias del imperio. Hoy por la noche se reunirán los fantasmas en la hacienda. Darán una fiesta.

He visto, sé.

Los invitados llevan días preparando los pasos y los temas que juntos han de llenar sus silencios con colores. Tú no. Tú esperas. Sentado en la cama con el gato recostado entre las piernas, llenando de silencio los colores que se alargan como sombras, tú esperas a que aparezca en la vereda con el libro bajo el brazo.

Las flores, cortadas por ti mismo, se oscurecen en el medio de la pieza sin hacer. Las horas declinan y seguirán su carrera.

Él no vendrá.
Apaga la luz y cierra la casa.
Abrígate que no vendrá,
y yo tampoco.

1 comentario:

Anónimo dijo...

fabulosooo!