jueves, 21 de febrero de 2008

Si una tarde cualquiera un teléfono

Suena el teléfono con voz distinta, la de las puertas al ser tocadas por puños desconocidos.

El rector, o quizá, el interventor, no podía ser de otra forma, después de todo los documentos estaban completos, cuidadosamente ordenados, intachables, la falta de experiencia, cuando se tiene, se remplaza fácil, secretamente, con la pericia en el trato, la fuerza en la mirada (asesina de paisajes mudos y coloridos) y la sonrisa siempre al hilo, la vida o el boleto, el rector o el interventor, no sé cuál, no se con quién

Suena el timbre del teléfono, aquí o allá o en otra parte.

,ya no me acuerdo de nada, todo este tiempo es como una larga mañana que se pasa en cama, durmiendo, la mano entumecida por la posición de siglos tiembla o se tambalea, la punta del pincel está como congelada, azul, inservible, es una lástima, tenía un pelo tan bonito esta mañana, es una lástima, todo se ha secado, algunas cosas incluso para bien

Suena el teléfono o la puerta, las voces se confunden.

,te digo que no puedo, que mañana debo levantarme temprano, ir hasta la torre toma tiempo, y la clase, y después el camino de regreso, te digo que no, que es muy tarde y debo dormir, que se diviertan, lleven algo, que hará frío, saludos, sí, saludos

Suenan el teléfono, la puerta y el otro teléfono, cada quién llamando, cada quién…

,no, así no era, una verdad, una mentira, el mismo aspecto, la soledad, la tristeza, pero ella ya estaba triste antes del misterio y su revelación, creo que es como en Shakespeare, una soledad propia

Suena el teléfono.
,alguien que conteste, estoy...

1 comentario:

Anónimo dijo...

¿Qué diría don Calvino al respecto?