miércoles, 24 de octubre de 2007

Sin título

No sé muy bien de lo que estoy escribiendo. Uno no debería escribir sobre lo que no entiende. Haría falta un uso extraordinario del lenguaje (como el de Rulfo) para comunicar con palabras esto que siento. Desearía poder comunicarlo todo sin necesidad de lenguaje. Desearía que alguien entrara en mi cabeza y prendiera la luz.
A veces, encuentro en los textos mensajes escritos sólo para mí. Me gusta pensar que las respuestas a mis dudas me están esperando en el fondo de algunos de los libros que voy a leer a lo largo de mi vida. Creo que fue en un cuento de Benedetti donde descubrí que ando por la vida con un enorme agujero en la forma de otra persona. Y fue una noche, cenando tacos, cuando aprendí a dividirme en dos para no estar solo (SB).
Tú (tú sabes quién eres) no estás ni cerca ni lejos, siemplemente no estás. Y entonces me invadé la necesidad del texto, la ansiedad de palabras como caricias. Y entonces me voy como quien se va (AP); lejos, como un bohemio (AR); meciendo el texto entre mis brazos: fragmentos de todo lo leido.
Sí, estoy solo, y qué con eso. ¿Cuál es el problema si los llevo a todos dentro? Hay que escribir críticas como si se tratara de cuentos y poemas. Silencio, telón, composición. Uno no debería escribir sobre lo que no entiende.

1 comentario:

Social Drinking y Su Sonido Chikinasty dijo...

Dulce zumbido del egocentrismo existencial que nos presta pequeñas pildoras de relidad.