sábado, 19 de enero de 2008

Edith Södergran me lo dijo

La vida

Yo, mi propia prisionera, os digo:
la vida no es la primavera, vestida de terciopelo verde claro,
ni una caricia, que raras veces se recibe,
la vida no es una decisión de partir
ni dos brazos blancos que nos retienen.
La vida es la angosta argolla que nos mantiene cautivos,
el círculo invisible que jamás traspasamos,
la vida es la felicidad próxima que nos pasa de largo
y los mil pasos que nos nos decicimos a dar.
La vida es despreciarse a sí mismo
y permanecer inmóvil en el fondo de un pozo
y saber que el sol brilla allá en lo alto
y que los pájaros dorados cruzan volando el aire
y que los días pasan rápidos como flechas.
La vida es agitar la mano en un breve adiós y marcharse luego
a casa a dormir...
La vida es un ser extraño para uno mismo
y una nueva máscara para todos los otros que vengan.
La vida es manejar imprudentemente la propia felicidad
y rechazar el instante único,
la vida es creerse débil y no atreverse.


La noche estrellada

Inútil dolor, inútil espera,
el mundo está vacío como tu risa.
Caen las estrellas -noche fría y espléndida.
El amor sonríe en el sueño,
el amor sueña la eternidad...
Inútil temor, inútil pena,
el amor es menos que la nada,
de la mano del amor al abismo se desliza
el anillo de la eternidad.

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