martes, 22 de enero de 2008

Un momento

Presente del pasado (7:37 am)

Acabo de encender el calentador que tardará unos cinco minutos con el agua. Y por eso vengo aquí, huyendo del fío de la habitación propia, a tratar de escribir alguna cosa. La reconstrucción de la pieza continúa. No sin cansancio, la veo hacerse. Espero esta semana poder descansar un poco y dedicarme con calma a otros asuntos. Las adquisiciones de Su Majestad quedaron muy bien. El que no quedó muy bien fui yo, que por ahora no tengo con qué. En la semana, en la semana, me repito. Y la taza sigue su tour, anunciando la segunda venida, esa taza tan viajera. Por cierto, hablando de tours, Cirque du Soleil viene a Veracruz. Pero el circo al que nunca dejo de asistir es diferente. Ayer traté de escribir Teoría del olvido. Pero estoy flojo, nada sale. En estos momentos, tan corporales ellos, siempre olvido los secretos de la alquimia y los santos estudios. Quisiera terminar de una buena vez con la habitación y las deudas de juegos, y así poder organizar y disponer toda clase de asuntos que dependen de este único hecho. Ah, pero eso sí, el correo siempre llega puntual.

Presente del presente (3:32 pm)

Voy en el camión hacia la torre escuchando una canción llena de respuestas. Sonrío. Por un descuido, o algo peor, la mirada se me escapa hacia la calle llena de coches en reposo. Veo, desde mi asiento, a un niño pequeño con síndrome de Down que viaja con la cabecita pegada a la ventanilla de un carro rojo. Tiene los ojos más alegres del mundo, las pestañas casi doradas y una sonrisa envidiable. La mirada transparente se posa en la mía. Nos sonreimos un momento. El señor sentado a su lado, quizá el padre, le acaricia el cabello con cuidado y el niño se retira de la ventana para recostarse sobre el asiento. La avenida se vuelve fluida. En medio del tráfico, continuamos nuestro largo camino. Estoy feliz. Dos o tres cuadras más adelante el camión vuelve a detenerse. En la acera de enfrente, sobre una pared azul, descubro un grafitti con mi nombre. Estoy feliz, etc...

Presente del futuro

No tengo nada que decir pero escribo (te escribo). Escribo y me repito (me afirmo frente a ti). Cambio, pero no mucho (siempre yo, siempre nuevo). Escribo y, por un momento, es como si me leyera.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

¡Ahhh! Te quedó muy bien esto de los Cielos de tu tierra.
Hoy decidí estar toda la semana conmigo misma, entonces me di cuenta de que eso implicaba que dedicaría más tiempo a los quehaceres domésticos que al trabajo laboral.Fui a dejar a Alex a la escuela, fui al Banco, a la farmacia, a misa, a la librería (compré cosas bonitas para el taller de poesía),a la UPN, corregí dos capítulos de un libro, volví por Alex,cociné, comimos en el jardín sin cerezos, quité el arbolito de navidad, lavé, barrí, salí a tirar la basura, doblé la ropa,arreglé una pared y jugué con el gato en tanto hacía una y otra cosa.

En una primera instancia, deseaba terminar con los quehaceres de la casa, las composturas, el mantenimiento, para poder disponer el tiempo para otras cosas. En una última instancia, caí en la cuenta de que no era posible, puesto que las otras cosas(sólo Dios sabe á qué me refería)no me permitirían estar conmigo misma.

Ah, se me olvidó decir que también fui a mi clase de danza, hecho que me permitió limpiar con ahínco porque el cuerpo estaba en su punto.

Un día de estos visitaré a Su Majestad para apreciar sus finos aposentos. Espero que estés para que me abras la puerta.

Anónimo dijo...

De mi sangre a tus cuchillas.