jueves, 10 de enero de 2008

Mis tres mitades y yo

Acabo de descubrir a una persona que es idéntica a otra persona. Ambas, la conocida pero distante y la desconocida pero cercana, están ya instaladas en mi memoria. Inmediatamente llamó mi atención esta nueva persona. Físicamente es muy parecida a la ya conocida, aunque su rostro es un rostro perfecto, uno clásico. Está sentado a mi lado, con expresión triste, y escribe como si algo le doliera. No puedo ver lo que hace porque su monitor está inclinado hacia el lado derecho ocultando el contenido de la pantalla. No hay problema. Me basta con mirarle el rostro, tan conocido y desconocido a la vez, y poder percibir este aire misterioso y dolorido, que me fascina. Viste una playera azul. Tiene, la playera, el dibujo de un árbol sin hojas. En el acto me traslado a las hojas, a la foto, a la otra persona. No puedo escribir sobre estás cosas, no en el momento preciso de su revelación. Lo único que quisiera ahora es poder transmitir esta extraña sensación de arrobamiento. ¿Es posible que sean la misma persona? ¿Lo conocido y lo desconocido de una en dos personas distintas; lo distante y lo cercano de una en dos personas distintas? Ellas y yo conformamos una extraña trinidad no-dialéctica, porque en medio de nosotros no hay afirmaciones ni negaciones, sólo el claro resplandor del que es tres veces uno.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

una vez me paso algo asi, fue como enamorarse,no se porque lo comparo con enamorarse, pero es la emociòn que mas me deja esa impresiòn de encontrar otro tu,cuando me pasó, intente vivir su vida y adaptarla a mi persona, siendo yo quien se adaptaba a la de esa persona,entiendo la intriga y misterio que esas experiencias dan,mercen ser escritas...
atte. Javier Ulises Melchi Espinosa
pd. viva la france cher ami!!!

Rafael Cessa dijo...

Hola señor Melchi, entiendo muy bien lo que dices, pero mi caso es distinto. Por eso retomo la idea de la trinidad, en donde cada persona es en realidad distinta de la otra. Las personas de las que hablo no son yo. Son ellas. Pero juntos los tres formamos Uno. Es casi una herejía.

Anónimo dijo...

Esperaba (y no esperaba) algo que pintara el camino hacia el otro lado del que me hablaste, una palabra, las más cercana quizá, para más o menos saber como se ve el inicio del camino que te transporta, te reparte y te parte al no tiempo del que me hablaste.

Cuidate caro mio.

Ego ti amofilistea