jueves, 8 de mayo de 2008

Mi actividad, tu actividad

Las actividades de promoción de lectura son casi siempre sectarias. Hay actividades específicas para niños, para jóvenes y para adultos. Tengo mis dudas, algunas serias, sobre esos "para". Me refiero sobre todo a las actividades, a su modalidad e implementación. Desde luego que hay textos cuyo tratamiento no funciona para todos y en todos lados, pero esto es algo distinto. En cualquier caso, hay que pensar en implementar una estructura flexible, firme pero no rigida, que tenga como referencia al hombre (así, sin edad) y que esté dirigida a satisfacer sus necesidades. En ese sentido, pienso en una promoción concreta y cercana, es decir real, como pensaba Marcuse que era la Filosofía de Heidegger. Sean quienes sean los participantes, en una actividad de promoción de lectura no pueden faltar: texto(s) literario (la literatura por sí misma hace), el enfoque de promoción (no se trata de actividades literarias, sino de promoción de lectura), la base humanística (una clara concepción del hombre en la que se contemplen sus distintas dimensiones, aderezada con la valoracion misma de la actividad) y al menos un plan B. Jamás debe olvidarse que antes que tratar con niños, jóvenes, adultos, o cualquier género o especie, se trata con seres humanos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Rn la entrevista cob Eber dije eso mismo de una manera arriesgada, simple. Comenté que se hacía lo mismo con niños, jóvenes y adultos, afirmé que en el fondo no había diferencia. Son de esas cosas que se le salen a uno por la boca porque forman parte de lo vivido y sentido. Tú le has dado un discurso, le has puesto a la experiencia las justas palabras: se trata del Hombre.