martes, 6 de noviembre de 2007

Todos los hombres son mortales

Lo que tienes conmigo es como una canción electrónica que evoca a, y desemboca en, los clásicos de todas las literaturas. Con otras personas puedes tener otras cosas; muchas más y quizá aun mejores. Pero lo que tienes conmigo jamás lo tendrás con nadie más. Lo que tenemos, tú y yo, y nosotros, es algo clásico y universal. Algo alejado de modas y novedades. Todos los hombres son mortales. Pero sentimos y experimentamos que somos eternos.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

En verdad la belleza de lo que escribiste aquí me duele. No puedo evitar sentirme como uno de los ángeles en "Angeles sobre Berlín". Te observo desde las alturas del ciber-espacio y añoro descender a vivir la realidad del amor que expresas tan bellamente. Que suerte has tenido en encontrar con quien volverte eterno!

Rafael Cessa dijo...

Querido anónimo: los ángeles son eternos, cada uno es su especie. Pero pueden dejarse caer y ser como hombres, mortales. En una película de Godard un personaje dice "quiero hacerme inmortal, y después morir". Nos falta poco para eso. Bienvenido a este lado del río.

Anónimo dijo...

Quizá ese ángel que soy, que debe descender y volverse mortal como dices, no es el de Wenders sino de Kundera. ¿Has leído La insoportable levedad del ser? Lo que me hace un “ángel” es la levedad de mi ser, el reconocimiento de que la vida que vivo pudo haberse vivido de infinidad de otras maneras. Viendo, como Tomás en el libro, lo que hago y lo que he hecho en comparación con eso, reconociendo que lo que me llevó a tomar tales o cuales decisiones no era algo eterno, transcendente, fijo, canónico, pesado, sino algo que se basaba únicamente en el capricho de mi libre albedrío, siento mi vida como insignificante, como leve, no atada a nada que le diera la sensación de pesadez. He tenido mucho placer, logros, amigos, etc en mi vida hasta ahora y la he disfrutado pero no puedo evitar esa sensación de su levedad, como Tomás. Eso es lo que es insoportable.
He tenido muchos pretendientes. Tras convivir y conocerlos siempre me imagino viviendo con él como pareja y siempre hago la pregunta, “¿Por qué estoy contigo y no con él, o él, o él? Ellos también son guapos y cariñosos. ¿Qué me ata a ti? ¿Qué gravedad hay entre nosotros que nos haga caer el uno hacia el otro como dos planetas orbitando el uno alrededor del otro? Nunca encuentro una respuesta. Un amigo tuyo me dice que soy demasiado exigente. Pues sí, la vida es única y la levedad insoportable. Busco la pesadez. Cuando encontré tu blog y especialmente la entrada donde expresas el amor por tu novio, pues mis alas se disolvieron, como las de Icaro. Caí en un delicioso descenso y aquí estoy tirado ahora en el suelo, arrastrándome, maravillado por esta sensación que me has hecho sentir. Te deseo felicidad.

Saludos desde un viejo barrio de la Habana.

Rafael Cessa dijo...

No he leido el libro, pero puedo decirte algo sobre lo que dices. Siempre me pareció tonto hablar de la libertad en el sentido de libre albedrío, así me parece que se concibe la libertad como el poder elegir comer una pizza o comer una hamburguesa, cuando la verdadera libertad es en realidad poder elegir no necesitar comer. La vida puede sentirse como insignificante muchas veces, pero "mi vida" es otra cosa. Porque es cierto que pudo haber sido infinitamente distinta, pero de hecho no lo es.
“¿Por qué estoy contigo y no con él, o él, o él?" preguntas, y en realidad lo importante es afirmar "estoy contigo". El corazón tiene una lógica que la razón no entiende, dice Pascal. Y aunque el mismo Pascal parece tener una lógica que la razón no entiende, sospecho que tenía razón en eso. No se puede hablar sobre el amor, cualquiera que lo haga miente. Solo nos queda tratar de transmitir, indefinidamente, un deseo; que aunque se repita contantemente, en la afirmación, no es por error o eros, sino para ofrecer una prueba, siempre nueva, de un amor infatigable.

Anónimo dijo...

Soy Daniel :).
mucho hay aqui, de eterno retorno.