jueves, 29 de noviembre de 2007

Marguerite Duras

"Quería decirle lo que creo, que había que conservar siempre antes uno -he aquí la palabra, me acuerdo- un lugar, una especie de lugar personal, eso es, para estar solo y para amar. Para amar no se sabe qué, ni a quién, ni cómo, ni cuánto tiempo. Para amar -he aquí que de pronto me acuerdo de todas las palabras...-, para conservar en sí el lugar de una espera, nunca se sabe, de la espera de un amor, de un amor quizá sin destinatario todavía, pero de esto y sólo de esto, del amor. Quiero decirle que usted era esta espera."

Belem, ¿ya leiste El Square?

4 comentarios:

Anónimo dijo...

En Oriente,y en algunos círculos gnósticos de Occidente, la gente reconoció bien pronto que el Hombre Cósmico era más una imagen psíquica interior que una realidad concreta externa. Según la tradición hindú, es algo que vive dentro del ser humano individual y es la única parte inmortal. Este gran Hombre interior redime al individuo conduciéndole, fuera de la creación y sus sufrimientos, otra vez a su esfera originaria. Pero sólo puede hacer esto si el hombre le reconoce y se despierta de su sueño para dejarse conducir. En los mitos simbólicos dela antigua India, esta figura se reconoce como Purusha, nombre que significa simplemente "hombre" o "persona". Purusha vive dentro del corazón de todo individuo y, sin embargo, al mismo tiempo llena todo el cosmos.

EL HOMBRE Y SUS SÍMBOLOS. Carl G. Jung

Anónimo dijo...

WoW!! -otra vez-.

Rafael Cessa dijo...

Me llamo Rafael, dicen que soy persona. La idea de Rafael no es Rafael, es su idea, que n sí misma es algo real e inteligible. Así como Rafael puede ser objeto de una idea (la idea de Rafael), así la idea de Rafael puede ser objeto de otra idea (la idea de la idea de Rafael). En las ideas hay algo real que distingue las vedaderas de las falsas.

Anónimo dijo...

Vivimos en un periodo histórico que se caracteriza por una aguda discrepancia entre el desenvolvimiento intelectual del hombre, que condujo a la creación de los armamentos más destructores, y su desarrollo mental-emocional, que lo tiene aún en un estado de marcado narcisismo con todos sus síntomas patológicos. (...) ¿Es posible que el hombre, en el futuro previsible, dé un paso que no pudo dar antes?

EL CORAZÓN DEL HOMBRE. Erich Fromm.