domingo, 11 de noviembre de 2007

En el cielo, mis estrellas tenían un suave frufrú

Mi bohemia
(Fantasía)

Iba por ahí, con las manos metidas en los bolsillos rotos;
hasta tal punto mi gabán se volvía ideal;
caminaba bajo el cielo, ¡oh musa!, y era tu vasallo.
¡Ay que ver! ¡Cuántos amores espléndidos he soñado!

Mi único pantalón tenía un hermoso agujero.
Pulgarcito soñador, desgranaba en mi trayecto
algunas rimas. Mi albergue estaba en la Osa Mayor.
En el cielo, mis estrellas tenían un suave frufrú.

Y yo las escuchaba, sentado al borde de los caminos,
aquellas gratas noches de septiembre en que sentía gotas
de rocío por la frente, como un vino reconfortante;

en que, rimando en medio de fantásticas sombras,
estiraba, como si fuesen liras, las gomas
de mis zapatos heridos, ¡a un palmo de mi corazón!

Rimbaud
(Traducción de Juan Abeleira)

1 comentario:

Anónimo dijo...

En Tierra me llaman Luna y, como Reina del Cielo, acreciento mis huestes con novas Estrellas. Las batallas son las del mundo, los trofeos son celestes. Los Vientos que azotan por las costas, en su estallido en la Montaña, me han traído Noticias del Imperio:

"Poco antes de empeñarse la batalla, las fuerzas de Espartaco recibieron también gran aliento, pues aquel gladiador galo, Crixo, a quien se creía caído en los pantanos en compañía de los otros desertores, encontró inesperadamente el modo de volver al campamento. Esta escapada casi milagrosa del poderoso jefe, que gozaba entre los insurrectos de un respeto inferior sólo al que tenían al Espartaco, los excitó grandemente, en especial porque el taciturno galo negó respuesta a todas las preguntas que sobre su suerte le hicieron, de modo que muchos se sintieron dispuestos a considerar esto como un verdadero milagro y presagio.
La batalla tuvo lugar en el extremo sur de la península italiana, en la vecindad de la ciudad de Turino, junto a las márgenes del río Síbaris."

LOS GLADIADORES. Arthur Koestler. p.150

Los hechos datan de 73-71 a.C.